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Tenemos razones para amar al Joker

¿Te enamoraste del personaje, lo justificaste y hasta aplaudiste sus atrocidades?

¿Te enamoraste del personaje, lo justificaste y hasta aplaudiste sus atrocidades? No eres el único y lo más probable es que no estés loco, solo eres tan humano como él… Es cierto y evidente que todos los que han visto al Joker, aman al personaje. No me refiero a Joaquín Phoenix quien lo encarna en la pantalla grande, hablo del personaje de ficción que se ha convertido en el némesis retorcido de Batman.

Los orígenes del Joker nos pusieron de cara frente a un espejo de maquillaje, en el cual todos nos vimos medianamente reflejados en el rostro de un payaso perturbado. Sus acciones son una respuesta lógica de la enfermedad social que a todos nos aquejan: Indiferencia, crueldad, violencia, injusticia y desprecio. No conozco a ningún hombre pleno y feliz, que cause dolor a sus semejantes. Si observamos detenidamente, todo criminal, delincuente o sicario tiene marcado en el rostro, una mueca de odio, desprecio y rencor hacia los demás. Como si todo aquel que pasa frente a sus ojos le debiese algo o le hubiese arrebatado una parte de sí mismo. Un hombre infeliz solo comparte y provoca dolor.

Desde la primera escena, la película nos deja ver a un hombre profundamente necesitado de amor y aceptación. Su comportamiento es el de un niño que sueña con ser famoso, que necesita una figura paterna que lo abrace y proteja, es un infante de más de 40 años, a quien la vida misma le ha fallado. Su sonrisa no es solo una enfermedad clínica que le desgarra las cuerdas vocales y lo crucifica como un demente, sino más bien una forma de ocultar su sufrimiento, a través de un grito de dolor, desconcertante y perturbador. A final de cuentas, todos hemos llorado de risa y también ocultado una lágrima con una sonrisa.

Todo mundo ama al Joker, porque todos somos el Joker. La sociedad nos juzga, critica y devora cada vez que damos la cara o abrimos la boca. Basta con emitir una opinión en redes, para saber lo que ante sus ojos mereces. Las masas nos devoran sin misericordia y muy en el fondo todos hemos deseado sacar de su jaula a nuestro perverso payaso. El personaje es un hermoso monstruo, deformado por el dolor, que merece nuestro perdón, ternura y consideración. Por eso no te sientas mal si en lugar de juzgarlo, tú eres de esos que lo perdonan, justifican y aman. Pues en el mundo real además de víctimas o victimarios, también hay acciones crueles y efectos violentos.

* El autor es graduado de la licenciatura en Derecho de la UABC, 
escritor y conductor de radio.

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