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También los conejos…

Al inicio de la primavera de este año, amigos que visitan la costa del Pacífico me reportaron conejos muertos en los montes.

Al inicio de la primavera de este año, amigos que visitan la costa del Pacífico me reportaron conejos muertos en los montes. Verá usted, en nuestro Estado habitan tres especies de lagomorfos, roedores de largas orejas. El conejo cola de algodón, el conejo de matorro y la liebre de cola negra. Todos ellos son aprovechados mediante la caza deportiva en UMAs, o Unidades de Manejo de Fauna Silvestre. Pero tradicionalmente, estos roedores han sido utilizados como alimento por los rurales de todo México, y continúan siéndolo con o sin UMA.

Usted puede cazar conejo legalmente en UMA y mediante el cintillo de cobro para tal efecto. El conejo es con mucho la especie de roedor más ampliamente distribuida, abundante y apetecible de varias formas. La liebre, por el contrario, se come muy poco y es más abundante en el desierto circundante y en las sierras, pero consumida igualmente por los rurales. La gente de la ciudad la procura y come poco, debido a leyendas sobre la orejona, a la que se le atribuye comer muertos y vivir en panteones.

Pues resulta que aquellos reportes de la costa sobre rabitos muertos resultó ser cierto: existe una enzootia, podríamos decir, en conejos y liebres silvestres. Es equivalente a la pandemia que sufrimos los humanos hoy en día. Se tiene la esperanza que no se convierta en una zoonosis, o enfermedad transmisible a los humanos. El pasado nueve de octubre, la Dirección General de Vida Silvestre de la SEMARNAT, emitió un comunicado en donde se prohíbe la caza de conejos y liebres en el territorio nacional, para la temporada de caza 2020-2021. Se trata de la Enfermedad Hemorrágica Viral de los Conejos Tipo 2 (EHVC-2), que también afecta a los conejos domésticos.

Es muy importante difundir esta noticia como lo hacemos hoy, porque no todos los consumidores de conejos y liebres van a conocer la circular citada. El anuncio estuvo a tiempo antes que los cazadores adquirieran sus cintillos en las UMAs. Suponemos que, al negárseles, se abstendrán de cazar orejones, pero ¿y la población rural alejada de medios informativos cómo se enterará? Suponemos también que en las Delegaciones Municipales y los Centros de Salud se colocarán carteles de advertencia, aunque repito, no se conoce que sea contagiosa a los humanos.

Cuando adolescente, mi padre me dejaba cazar un par de liebres en La Rumorosa, eso porque las limpiaba y entregaba a nuestros vecinos, los señores Rodríguez, don Teodoro y doña María, quien las cocinaba en chile colorado acompañadas de tortillas de harina de trigo y algunas verduras. Esas liebres nos sabían muy bien. En una ocasión después de un invierno lluvioso, en el transcurso de Puertecitos a San Luis Gonzaga, cazamos 14 liebres. Oreamos la carne y la fuimos guisando con chile verde, tomate, cebolla y ajo, como machaca, y en tacos de las mismas tortillas las recordamos sabrosas también.

Ojalá sea nomás este año su prohibición pues su carne es muy apreciada en el México rural.

*- El autor es investigador ambiental.

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