Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

Sufragio efectivo, no reelección

“Sufragio efectivo, no reelección” fue el lema de la campaña de Francisco Ignacio Madero en el año de 1910.

“Sufragio efectivo, no reelección” fue el lema de la campaña de Francisco Ignacio Madero en el año de 1910, cuando se lanzó a competir por la presidencia de la República Mexicana contra el dictador Porfirio Díaz, quien llevaba 35 años en el poder. Han pasado 110 años y la enfermedad por perpetuarse en el poder no finaliza. Han sido años de una lucha interminable por el poder, primero fue la dictadura de Porfirio Díaz, luego fue de los caudillos de la revolución mexicana, después el PRI con su partido hegemónico y ahora el fantasma de un dictador campea el suelo mexicano. Hoy en día, aparte de las posiciones ejecutivas se pone en marcha la repetición de las presidencias municipales, diputados locales, federales y senadores, a pesar de haber realizado un papel desastroso en contra de la sociedad, acomodando y legislando a favor de sus intereses personales y de partido.

Da la impresión que nada ha cambiado, que las experiencias que nos ha dejado la historia salen sobrando cuando se enferman por las posiciones de poder. Muchos han dicho que el poder es adictivo, que una vez que lo ejerces no te resignas a perderlo. Por eso, en cualquier campaña política siempre aparecen las mismas caras, los mismos sujetos, con vicios y prácticas que desalientan a los electores. Cuando la oferta política es pobre o carente de perfiles que la gente desea se da una inhibición del voto. Muchas personas consideran que la reelección política es un retroceso, otros argumentan que es madurez del sistema político de nuestro país.

Los que ven con muy buenos ojos esta nueva realidad política, afirman que quien lo refrende significa que está haciendo bien las cosas y según ellos, es un reconocimiento y aval que la sociedad les otorga por el buen trabajo realizado. En contra tienen a otros, que de entrada es una competencia desleal porque además les restan oportunidad a otras personas con deseos de participar y servir. Pero también, ven la posibilidad de convertirse en pequeñas dictaduras que podrían perpetuarse en el poder beneficiando a un grupo en particular, en contra del espíritu democrático que debe prevalecer en nuestro país.

Nadie puede negar que en el país y en nuestro estado existen grupos que se han disputado el poder y durante muchos años han impuesto presidentes municipales y diputados locales y federales que han contribuido con su capital político para apoyar a senadores y gobernadores. Esos apoyos que un gobernador recibe de estos representantes populares les permite mantener su cacicazgo en zonas geográficas en las que son amos y señores de los grupos políticos. Es un “te apoyo para que llegues y luego tú me apoyas”, por ello, la reelección les da mangas anchas para decidir el futuro de un municipio o una amplia región por muchos años, dejando sin posibilidad a otros de poder competir.

En Baja California, después del pésimo desempeño de los diputados, al legislar a modo, para beneficiarse o beneficiar a sus partidos, y creando normas que les otorgan más ventaja que sus competidores. No se diga el caso de las presidencias municipales, que lo único que han hecho es endeudar aún más a los ayuntamientos. Por eso vemos con reservas la reelección, creo que la sociedad aún no está preparada para emular al sistema norteamericano, pues necesitamos más educación para poder evaluar las mejores opciones políticas y no inclinarse por aquel personaje que me dé dádivas, despensas o dinero en efectivo. Por eso necesitamos seguir apoyando el viejo adagio de “Sufragio efectivo, no reelección”, que tuvo un costo muy alto en pérdida de vidas.

*-El autor es economista egresado de la UABC.

En esta nota