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Su propio mundo

El recluta hizo su primer salto de paracaidista. En caída vertiginosa llamó angustiado por el radio a su sargento: “¡No encuentro la anilla que sirve para abrir el paracaídas!”.

El recluta hizo su primer salto de paracaidista. En caída vertiginosa llamó angustiado por el radio a su sargento: “¡No encuentro la anilla que sirve para abrir el paracaídas!”. Le indicó el mílite: “Busca a la altura de tus testículos”. El recluta se llevó la mano a la garganta y clamó con desesperación: “¡No está!”. El hombre de la Edad de Piedra vio las calificaciones de su hijo y lo reprendió, irritado: “No la jodas. Reprobado en Historia, y apenas llevamos un año”. Don Cucurulo, senescente caballero, cortejaba con discreción a la señorita Himenia, célibe de 30 abriles más un número indeterminado de mayos, junios y julios. Una tarde, terminado el piscolabis de bienmesabes y una copita de vermú, el provecto señor se atrevió a pedirle a su anfitriona un beso. Ella se resistía, pues había leído en el libro “Pudor y pudicicia” que la doncella que besa a un hombre es como el guardián de un castillo que entrega la llave de la puerta al sitiador. Insistió, sin embargo, el provecto galán. Con vivas instancias le dijo a la señorita que besar sus dulces labios era la ilusión de su vida, y le prometió que el beso no sería al estilo francés, sino más bien tirándole a la inglesa. Himenia no quería faltar a los deberes de la hospitalidad, y dijo al fin: “Hagamos lo siguiente, amigo mío. Me esconderé, y usted contará hasta 10 antes de buscarme. Si me encuentra le daré el beso que me pide. Si no me encuentra estoy detrás de las cortinas de la sala”. Recordemos el cuento de la recién casada a quien una de sus amigas le preguntó cómo era el matrimonio. “Al principio es muy bonito -respondió ella-. Todo es encanto, amor, palabras bonitas. Pero luego sales de la iglesia donde se celebró la boda y.”. Algo semejante sucedió con el reciente encuentro de López Obrador y Trump. Todo fue encanto también: lindas palabras, promesas de amistad eterna, elogios del magnate yanqui para México y los mexicanos, alabanzas para el visitante. Y ahora, cuando AMLO no acaba todavía de enderezar la cintura, la diatriba de siempre contra nuestro país. Dijo el tal Trump a propósito de la pandemia: “¿Por qué no hablan de México, que no nos está ayudando?”. Y añadió: Todo lo que puedo decir es que gracias a Dios construí casi todo el muro, porque si no tuviera el muro arriba tendríamos un problema mucho mayor con México”. Desde luego las palabras de Trump son mentirosas, pero el mentecato ocupante de la Casa Blanca se parece a López Obrador en que para ellos la realidad no existe: ambos fabrican su propia realidad. Me pregunto ahora si AMLO ejercitará su famoso derecho de réplica con Trump... Pepito y Juanilito estaban en el parque. En eso pasó junto a ellos una bella pelirroja. La vio Pepito y le comentó a su amigo: “No sé, pero algo me dice que la vida es algo más que una Tablet y una bicicleta”. Doña Jodoncia le dijo a su esposo don Martiriano: “Cuando uno de nosotros se vaya de este mundo me iré a vivir a Mazatlán”. Babalucas se estaba confesando con el padre Arsilio. Le dijo: “No sé qué hacer para resistir las tentaciones”. Le aconsejó el buen sacerdote: “Ora”. Respondió el tonto roque: “Las 6 y cuarto”. Un granito de arena en el desierto del Sahara lanzó un hondo suspiro y exclamó: “¡Me siento tan solo!”.”. La esposa de Lucifer, el diablo mayor del infierno, le dijo a su marido: “Me preocupa nuestro hijo. Se está portando como un angelito”. Aquella gallinita tenía tratos indebidos con el gallo del corral vecino. Un día estaban juntos cuando de pronto oyeron pasos. “Es mi marido -se alarmó la gallinita-. Conozco perfectamente sus pisadas”. FIN.

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