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Se va un gobierno funesto, llega uno con excelente gabinete

El de Jaime Bonilla será un gobierno para el olvido: malos resultados en casi todo, confrontativo, divisionista, con un deuda pública que supera al espantoso gobierno de Kiko Vega. Estamos ante 8 años de un desastre que hay que corregir.

El de Jaime Bonilla será un gobierno para el olvido: malos resultados en casi todo, confrontativo, divisionista, con un deuda pública que supera al espantoso gobierno de Kiko Vega. Estamos ante 8 años de un desastre que hay que corregir.

No hay un solo renglón en el que el Gobierno saliente tenga algo que presumir. Entre pifias jurídicas (muchísimas) y pelearse con todo el mundo (incluyendo con los de su propio partido), creo que solo hay un legado del que Bonilla puede presumir: su cercanía con el Presidente de la República que, dicho sea de paso, a los bajacalifornianos de poco nos sirvió.

No hay obra pública de la cual hablar; estamos sumidos en el desorden legal y administrativo; la sociedad organizada está distanciada de los liderazgos políticos; los delitos de alto impacto como los menores, están desbordados; no hay un proyecto definido que estemos siguiendo. Un gobierno que su único resultado fue el desastre. Por eso veo con entusiasmo la oportunidad de superarlo con otra forma de pensar y actuar.

De entrada, una gobernadora abierta al diálogo, a escuchar, a proyectarnos hacia el futuro.

Veo una selección de nuevos funcionarios pensada para afrontar una visión de trabajo de primer nivel. Perfiles técnicos y políticos que vean mas allá del “negocio” de la (innegable) corrupción gubernamental que tan malos resultados nos ha dado. Veo una luz, grande, brillante, definida, al final del túnel.

Soy optimista porque veo muchos pasos en firme para no caer en los mismos errores, pero me preocupan algunas cosas:

Primero, que nuestra Gobernadora se crea el tema político y la veamos de “aspirante presidencial”. Hay voces que dicen que se prestará al caldo gordo de “competir” con la Sheinbaum para darle un tinte democrático a la selección de candidato en su partido. El Estado no está para experimentos. Nos urge un gobernante enfocado en la siguiente generación no en su siguiente puesto público. Ojalá que esto sea solo un chisme de mal gusto.

Segundo, requerimos una sociedad bajacaliforniana que no le siga dando miedo decir lo que piensa y actúe como el contrapeso para apoyar al gobierno pero también para señalar errores y marcar un rumbo. Eso incluye partidos políticos, organizaciones empresariales, personajes públicos y otros entes de la sociedad que deben ponerse la pilas (y la camiseta) de Baja California, no importando el nombre del dirigente en turno.

Tercero, no podemos continuar con esta complacencia de medios de comunicación e “influencers”, bailando al son de los contratos gubernamentales. No hay avance sin prensa crítica. Basta ya de zalamería por unas migajas presupuestales. Necesitamos una comunicación social de verdad, no una corte de aduladores.

Finalmente, necesitamos que no ganen las conveniencias políticas sobre las métricas de desempeño. Si el Gobierno del Estado y los Ayuntamientos, no se mueven por objetivos, por resultados, por los avances y la superación de obstáculos, solo habremos tenido un gobierno con diferente género y diferente “estilo de gobernar” mas no uno de un estadista, de un visionario.

Basta ya de ilusiones porque cambiamos de nombre (y de sexo) en la oficina principal del Palacio de Gobierno. Espero algo mucho mas claro, mas allá. Seis años alcanzan para mucho, si se gobierna bien. No esperaría menos.

*El autor es empresario, turistólogo y un enamorado de su ciudad.

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