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Reflexiones

Después de haberse terminado el juicio a Genaro García Luna, de habérsele encontrado culpable de todos los cargos, y de que se confirmara con esto, que la corrupción en México está presente en las más altas esferas del gobierno, así como en la alta burguesía nacional, los mexicanos no aprendimos nada nuevo.

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Después de haberse terminado el juicio a Genaro García Luna, de habérsele encontrado culpable de todos los cargos, y de que se confirmara con esto, que la corrupción en México está presente en las más altas esferas del gobierno, así como en la alta burguesía nacional, los mexicanos no aprendimos nada nuevo. Ya sabíamos que esto sucedía desde hace años. Este juicio en el extranjero solo lo confirma. Ahora, como es lógico suponer, debemos iniciar el proceso de sacar conclusiones e inferir razonamientos al respecto. Lo primero que salta a la vista es, ¿Quién más está involucrado en el mismo o más alto nivel gubernamental, de las tres últimas administraciones federales y la actual? Deben ser muchos los cómplices, de acuerdo con la secretaría que presidía. Al menos tenía una persona que intermediaba con los delincuentes, y cumplía con los encargos y las entregas en ambas direcciones. De la misma manera, el presidente de la república por cuestiones de seguridad, debió haber estado siendo informado en tiempo y forma. No es posible que Felipe Calderón Hinojosa, con todo el poder que detentaba, pudiera permanecer ajeno a un asunto tan delicado. De la misma manera, los funcionarios de primer nivel de los Estados Unidos también sabían y no actuaron en esos tiempos. Ellos también debieron haber sido una fuente de información hacia Calderón. Si se siguen las ligas con rigor, se encontrarán a los otros coludidos. Dada la enorme corrupción que existe en las fuerzas policíacas y las fuerzas armadas en general, tuvo un equipo con el cual desarrolló sus actividades delicMe tivas. Gente que hacía el trabajo sucio, que se encargaba de las tareas a las cuales García Luna no se dedicaría. La necesidad de poder y el placer de sustentarlo, también lo impulsaron, con seguridad, a buscar conexiones con otros sujetos poderosos. El caso del llorón, expresidente Vicente Fox Quesada, que se distingue por su ambición hacia el dinero más que hacia el poder, quién, además, es el principal impulsor del comercio, distribución y uso de la marihuana y sus derivados en nuestro país, es un indudable sospechoso en este asunto. Además, es claro que Fox se prestaría a un acto ilegal de este tamaño. El PAN tiene una carga pesada de la cual está obligado a liberarse. Tanto en México como en los Estados Unidos, la corrupción no es un tema ajeno a la vida diaria de ambos países. El dinero del narcotráfico vuela con agilidad, y la oferta de drogas ilegales es extremadamente alta. La crisis actual que se padece por el uso del fentanilo, la droga más adictiva y mortal con una alta demanda en el mercado estadounidense, está provocando la toma de medidas extraordinarias para controlarla. Las ganancias extraordinarias no van exactamente a las manos de cárteles mexicanos, se dividen entre las bandas mexicanas y gringas. O sea, no solo hay consumidores, también existen los capos que controlan el mercado estadounidense. García Luna negoció con alguien de su nivel, que debió haberlo acompañado y compartido los cargos. Por otro lado, habrá que preguntarse, también, cómo están las cosas en el gabinete de López Obrador. Podría García Luna denunciar a Fox y Calderón, pero también a otros funcionarios del gobierno actual. De la misma manera, deben obligarse a hacer públicas las amenazas y extorsiones contra los funcionarios públicos de primer nivel, que, con seguridad, son cuestiones cotidianas. A la corrupción y el involucramiento con el narcotráfico, no las detienen los abrazos. Vale.

*El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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