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Quiénes deben de competir

Estando en los días de arranque de las campañas internas de los partidos políticos, para ver a quienes van a seleccionar para ponerlos a competir en la próxima campaña electoral que culminará con las votaciones de junio, usted puede ver en todos los círculos y redes sociales, a toda la gente que está pujando por “x” o “y” persona.

Estando en los días de arranque de las campañas internas de los partidos políticos, para ver a quienes van a seleccionar para ponerlos a competir en la próxima campaña electoral que culminará con las votaciones de junio, usted puede ver en todos los círculos y redes sociales, a toda la gente que está pujando por “x” o “y” persona. Está viendo cómo se fraguan las primeras escaramuzas hostiles entre contrincantes de los mismos partidos, y como se barajea eso de cumplir con cantidad de hombres y cantidad de mujeres para cada posición.

En la actualidad, y ya gracias a Dios, no tanto en todas las partes del mundo, las elecciones se han convertido en un mercado por los votos y por los cargos públicos a los cuales se aspira, tanto para salir del desempleo, como para incrementar la riqueza o satisfacer un anhelo de poder. Dudo que alguien pueda negar esto con contundencia y pruebas.

Dada la actual expansión de la corrupción a nivel mundial y su introducción en los diversos sectores de la administración del Estado, en los poderes públicos, y en todos los niveles de gobierno, ya no es posible ignorar la importancia de un perfil ético en las personas que participan de lo público. Infortunadamente, hoy sigue siendo imperativo seguir lavando la cara a México.

Para que una democracia sea madura y de calidad, se requiere que se aplique la ética en todo su andamiaje y funcionamiento. Y con mayor énfasis en los procesos electorales, la operación interna de los partidos políticos, y los perfiles de los candidatos a puestos de elección. La ausencia de un perfil, aunado a los vicios en los procesos electorales, da pie a que se ignore la misma ética y la cultura política, a que se carezca de valores morales y cívicos para el servicio público, a que falte el profesionalismo y la capacidad para el cargo, a que surjan las deslealtades, al actuar con soberbia y despotismo, a favorecer a un grupo o partido en particular, a no cumplir la misión de representar a la comunidad, a no ver por el interés general de la sociedad y, obvio, a la consecuencia de la realización de prácticas de corrupción.

Escrito lo anterior, anoto entonces quiénes deberían de competir. Gente que tenga: Conocimientos básicos de a lo que aspira. Capacidad para el cargo. Lealtad. Ser virtuoso(a), justo(a) y ético(a). No estar imputado(a) en casos de corrupción. Gozar de buena fama, prestigio u honor. La puesta en práctica de los valores anteriores, conducirá a la profesionalización de la política y, en consecuencia, a la elevación de la calidad de los servicios en los cargos públicos, y a la disminución de quejas y desencantos.

Los responsables de las instituciones encargadas de la organización y operación de los procesos electorales tienen la responsabilidad de implementar los mecanismos necesarios para hacer del proceso electoral un juego más transparente y limpio. Así, tendremos una sociedad mejor.

*El autor es consultor en participación ciudadana, desarrollo social y cultura de la legalidad.

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