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Prófugos de la transformación

A pesar de su reciente debut, el santo y seña identificado como Cuarta Transformación (4T) pronto quedó envuelta en un tesonero altercado entre quienes empalagosos la cubren de agravios... 

A pesar de su reciente debut, el santo y seña identificado como Cuarta Transformación (4T) pronto quedó envuelta en un tesonero altercado entre quienes empalagosos la cubren de agravios y aquellos que la justifican y apoyan, igual de empachados, por medio de elogios y prometedores destinos incluyendo, por supuesto, a concurrentes que con mesura alzan la voz en medio de un fuego cruzado carente de tregua, oídos y sentido común como si trataran de exaltar “de qué cuero salen más correas” o, en su defecto, que ruido posee mayor potencial para venerar o deshonrar a la 4T.

Sin el propósito de tocar los episodios ofensivos-defensivos del susodicho proyecto de gobierno (manifestaciones, desplegados, aclaraciones) el guión “doctrinario” se resume a destacar los logros y fracasos históricos experimentados en la Independencia, Leyes de Reforma y la Revolución Mexicana; mismos que al momento de cuadrarlos se advierten y constatan los desniveles económicos, políticos y sociales que las gestas pasadas no acataron lo cual el régimen morenista, ni tardo ni perezoso, remediará malestares a través de una transformación en cuya lápida la derecha escribió “nos arrastra al comunismo” mientras, de su lado, “las izquierdas” morenistas ratifican se trata de moderar al capitalismo a la vez de mitigar la desigualdad.

Así, en esta esquina los defensores de oficio de AMLO y enfrente sus inspectores-acusadores que no saben, o fingen ignorar, la básica consideración dada por cualquier “tumba burros” donde transformar significa modificar prácticas, comportamientos o costumbres que para el caso se refieren a la forma y modo de gobernar aunque, sobra recalcar, implacablemente ceñido al acta original y copia del brutal modelo capitalista históricamente sobrellevado de parte de la mayoría de mexicanas y mexicanos encausados, alienados y previstos a soportar abusos y privaciones.

Atrapada, sometida la ordinaria y voluminosa población de parte de un insignificante número de aristócratas apropiados del país; el poder de estos en alianza con despojadores transnacionales a lo largo del tiempo consolidaron, sin hasta hoy divisar concluya tamaña infamia, una fuerza de censura como de dominio y enajenación masiva transcrita en la marginación de un pueblo huérfano de organización, falto de liderazgos, privado de auténticos partidos políticos, ayuno de sindicatos de clases o electoralmente postergados por carecer de méritos a ser votados pues se trata, en resumidas cuentas, de una muchedumbre sin templos ni dioses en quien confiarles un presente que no obstante considerarlo insólito carece de futuro.

Precisamente la falta de una fuerza motriz organizada política e ideológicamente, de acuerdo a las condiciones materiales y de ánimo existentes, se presenta y resultará estéril cualquier propósito transformador que no cuente con la intervención, sentir, tenacidad y lucha del pueblo oprimido puesto que, tratar de sustituir a la mayoría injertándole medidas burocráticas y decididas mecánicamente nada, en esencia, cambiará.

Toda transformación social debe comprender como punto de partida a la sociedad, caso contrario, dicha metamorfosis quedaría en simple buen deseo por tratarse de tránsfugas o prófugos que pasan huyendo de un partido a otro…

* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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