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Preguntas a 120 kilómetros por hora

Recién tomé unos días para recorrer en motocicleta parte de nuestra Península, el primer tramo lo recorrí con algunos “Tigers”, compañeros de club que me han enseñado que la fraternidad se construye montado en una...  

Recién tomé unos días para recorrer en motocicleta parte de nuestra Península, el primer tramo lo recorrí con algunos “Tigers”, compañeros de club que me han enseñado que la fraternidad se construye montado en una; al salir de San Felipe tuve un problema, de inmediato mi llanta ponchada se transformó en la de todos; no cabe duda que cuando nuestros intereses nos son comunes compartimos las metas y con ello la responsabilidad de lograrlas; este, es tal vez, el motivo esencial por el que nuestros políticos hacen lo que les viene en gana, nuestras metas y objetivos sociales son diferentes a las de ellos. La carretera te da tiempo para pensar, para confrontar ideas y revivir recuerdos; tuve la oportunidad de acompañarme a mí mismo los poco más de 2,100 kilómetros recorridos, continuación, algunas reflexiones hechas en el camino.

Si realmente buscamos construir una mejor comunidad no hay mejor base que la confianza, si yo no confío en quien me gobierna y quien lo hace tampoco, no habrá esfuerzo colectivo duradero, por ello la verdad siempre será lo mejor para dar sustento a la consistencia de nuestras acciones. La consistencia es condición necesaria para que nuestras acciones sean el testimonio que sostiene nuestros dichos, extrañamente la exigimos siempre a los demás, pero penosamente nos la negamos a nosotros mismos para con ello quedar en la infertilidad de la inconsistencia. Es esta tal vez una de las características principales de nuestra sociedad, exigimos poco, pero cuando lo hacemos solemos hacerlo para con los demás, muy pocas veces para nuestro entorno.

Ser honesto requiere forzosamente apego a la verdad, pero demanda de la consistencia de nuestras acciones, por ello considero que Andrés Manuel López Obrador es austero, más no honesto. La honestidad es un medio necesario para marcar la trascendencia de nuestras acciones; por ello el amor, la verdad y la amistad sólo reales solo cuando son verdaderos; por ello los buenos amigos y el verdadero amor nos marcan de por vida.

La dignidad es el resultado de nuestras acciones y la forma en la que entendemos el deber ser, es cumplir cabalmente con nuestras obligaciones justo en un momento determinado, personalmente considero que nuestras acciones deben estar a la altura de nuestros compromisos, no es lo mismo la responsabilidad de una persona que ha nacido en un cinturón de pobreza a la suya o la mía, es ésta la versión ética de “cuántos denarios te di, cuántos me devuelves” que obliga a un compromiso mayor a todos los que hemos sido mayormente privilegiados, por lo anterior creo que la dignidad va a la par del resultado de nuestras obligaciones, mismas que no son las mismas para todos, aunque todos tengamos una mínima base en común.

Confianza, honestidad, consistencia, dignidad son condiciones humanas que conllevan compromiso con uno y para con los demás, son fundamentales para que una comunidad crezca cualitativamente, y con ello se alcance el mayor grado de desarrollo posible para cada uno de sus miembros; sin ellas hay desorden, corrupción y falta de consistencia entre lo que decimos y lo que hacemos; empecemos con un ejercicio personal, ¿Qué tan consistente soy con mis acciones?, estoy seguro que una respuesta honesta nos sorprenderá.

* El autor es empresario y ex dirigente de Coparmex

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