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¿Otra Ley Bonilla?

Los diputados de Morena en Baja California, azuzados seguramente desde el gobierno del estado, han presentado una nueva iniciativa para cambiar el periodo de gobierno, pero esta vez de 6 a 3 años, contradiciendo lo que determinó hace apenas unas semanas la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

No conformes con haber pasado uno de los episodios más vergonzosos y terribles desde el punto de vista político y jurídico, los diputados de Morena en Baja California, azuzados seguramente desde el gobierno del estado, han presentado una nueva iniciativa para cambiar el periodo de gobierno, pero esta vez de 6 a 3 años, contradiciendo lo que determinó hace apenas unas semanas la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Los diputados y quienes los impulsan a hacer esto no entendieron nada de la resolución de la Corte con respecto a la llamada “Ley Bonilla”. No entendieron en dónde residía el meollo del asunto y tampoco por qué la Corte acusó a sus promotores de cometer un fraude a la misma Constitución.

En esta nueva propuesta, que en realidad conserva el mismo espíritu de la Ley Bonilla rechazada por la Corte, presentada por la diputada Montserrat Caballero Ramírez a nombre de sus compañeros de bancada, propone que en lugar de que el próximo periodo de gobierno sea de 6 años se recorte a 3, iniciando en noviembre de 2021 y termine en octubre de 2024.

La fundamentación para sostener dicha propuesta es pobrísima e incurre en la misma lógica de la anterior iniciativa. En esencia se propone que la elección para gobernador, que será en junio de 2021, coincida o se empate con la elección para presidente de la República de 2024, en lugar de como sería con la decisión de la Corte cuyo periodo es de 2021 a 2027.

La razón principal, sostiene la diputada Montserrat, es para que el gobierno estatal inicie el mismo día que el gobierno federal, lo que permitiría que convergieran proyectos y programas de ambos gobiernos, “y con ello aprovechar esa fuerza inicial que caracteriza a las administraciones”. Logrando con esto “un verdadero” empate de las elecciones locales y federales” y corrigiendo con ello el error en el “cálculo electoral” que, según la diputada, hizo la anterior legislatura.

Hay varios errores de interpretación en esta lectura, errores que como se ve, se han venido cometiendo desde hace años por varios actores políticos y abogados que influyeron en la Ley Bonilla. El primero de estos errores es considerar que la reforma de 2014 fue producto de un cálculo para beneficiar a varios políticos, por lo que, astutamente, los legisladores acomodaron las fechas y decretaron dos años tramposamente.

“Todo se reducía, aduce la diputada, a la búsqueda del poder y a incentivos perversos de los partidos, que desalentaban la participación de la sociedad en las elecciones”, desvirtuando los esfuerzos por empatar las elecciones. Suena bien pero es una simple visión conspirativa que se ha tratado de promover entre la población sin base alguna.

La mayoría de los cambios que se hicieron a nivel nacional para empatar las elecciones estatales y federales, derivado de una reforma federal en 2007, no estuvieron exentas de problemas por una razón muy simple: porque en algunos casos el cambio generaba conflictos en las estructuras de poder locales y en la clase política, algo que es absolutamente normal en todas partes.

En BC se puede cuestionar el periodo de gobierno definido en 2014 por los legisladores, pero en realidad fue un acuerdo convenido entre la mayoría de los partidos políticos.

Ahora, con respecto al segundo argumento, en términos de que es mejor que el empate de las elecciones locales sea con la elección presidencial y no con las intermedias, las mejores conclusiones derivadas de este debate son en que es preferible que la elección de gobernador y la de presidente no coincidan para evitar el efecto de “arrastre” en la votación que ejercen los comicios presidenciales. Es la razón principal.

El “bonillismo” está empeñado en que el periodo de gobierno estatal sea de 5 años para que coincida con el de López Obrador. Por eso antes querían que fuera de cinco, pero ante el rechazo de la Corte ahora proponen que sea de tres, concluyendo en 2024. Bonilla se va en 2021, pero su intención es que el siguiente gobernador, que supone será de Morena, concluya su periodo en 2024, que es cuando termina AMLO.

Encerrados o atrapados en su burbuja de poder no se dan cuenta que están jugando con fuego, que su nueva propuesta está desafiando a la Corte, burlándose de su decisión y que un nuevo litigio para cambiar el periodo de gobierno los va a poner en el mayor de los ridículos políticos.

El bonillismo en BC exhibe su ignorancia y su inexperiencia en el ejercicio de gobierno, sus afanes autoritarios y la creencia falsa de que siempre van a estar en el poder, pasando por encima de las normas más básicas de la democracia. Lo peor y lo más triste es que, como a veces ocurre a lo largo de la historia, lo hacen en nombre del pueblo

* El autor es analista político.

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