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Organizaciones eficientes

En estos tiempos de crisis permanente, la incapacidad de nuestras administraciones públicas para dar respuesta adecuada, diligente y oportuna a los múltiples problemas de la población quedó evidenciada.

En estos tiempos de crisis permanente, la incapacidad de nuestras administraciones públicas para dar respuesta adecuada, diligente y oportuna a los múltiples problemas de la población quedó evidenciada. Tanto gobiernos sofisticados como Estados Unidos o Suecia como otros no tanto como México y Brasil han demostrado que sus instituciones públicas han sido rebasadas por las interminables contrariedades de 2020.

Las razones del fracaso de Brasil y México son más claras, se trata de las plagas que padecen nuestros gobiernos como lo son corrupción, debilidad institucional e ineptitud burocrática. En cambio, casos como los de Estados Unidos o Suecia son más dramáticos dado que son países ciertamente exitosos en muchos rubros. Particularmente, me gustaría enfocarme en el caso de EUA, país que conozco mejor que aquel escandinavo.

Para contextualizar el problema americano es preciso entender como funcionan las organizaciones privadas y públicas en EUA. Amazon, la compañía estadounidense más valiosa, es sumamente eficiente; busco un producto, lo compro a un buen precio y llega a mi dirección en el tiempo deseado. En este sentido, el consumidor americano aspira a gozar este nivel de conveniencia en muchos aspectos de su vida. Todo debe ser eficiente: el hospital, el supermercado, el gobierno. No obstante, esta eficiencia viene con ciertos costos. Para que el consumir/ciudadano pueda tener estos beneficios a su alcance, las organizaciones públicas y privadas deben asumir ciertos riesgos. Por ejemplo, los precios bajos de Amazon o Walmart reflejan que los costos detrás de estos son también bajos. Para tener costos bajos se deben implementar estrategias para que otros hagan las cosas de manera más barata y eficiente. Es decir, debilitas la fortaleza de tu organización al quitarle algunos de sus componentes en aras de costos bajos y eficiencia.

En este sentido, las empresas y gobiernos de EUA han hecho de la eficiencia su valor supremo y el outsourcing es su vehículo para lograrlo. El problema está cuando la eficiencia se enfrenta a crisis inesperadas. La eficiencia es genial cuando se está preparado, pero no tanto cuando surge algún improvisto como la actual pandemia. El caso más notorio es el de la venta de cubrebocas en EUA. 90% de los cubrebocas que se venden en EUA son producidos en China. Es mucho más barato producirlos allá que acá. Al estallar la pandemia, China redirigió la producción de este producto para satisfacer su demanda interna. Estados Unidos quedó a la deriva. La estrategia de eficiencia y producción barata tuvo como resultado la carestía inicial de cubrebocas tanto en EUA como en el mundo. Nuestra dependencia del modelo de eficiencia causó severos problemas y agravó la crisis actual. Las estructuras de nuestras organizaciones dejan de funcionar cuando el elemento de eficiencia se entorpece. La única solución factible es rediseñar nuestras empresas y gobiernos para ir más allá de la eficiencia y hacerlas resilientes. En próximas entradas, se analizará esto de organizaciones resilientes.

*- El autor es abogado y estudiante del programa Atlantis en Syracuse University/Hertie School of Governance.

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