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O yo o nadie

Es difícil no emitir una opinión sobre las increíbles y ridículas expresiones y del poder que ha logrado Félix Salgado Macedonio, excandidato a la gubernatura del estado de Guerrero.

Es difícil no emitir una opinión sobre las increíbles y ridículas expresiones y del poder que ha logrado Félix Salgado Macedonio, excandidato a la gubernatura del estado de Guerrero. Su actitud desafiante, agresiva y envalentonada es congruente con la manera en que se ha ido dando a conocer, después de que le acusaron de haber violado sexualmente a varias mujeres. Ha hecho alarde de autosuficiencia pues cuenta con el respaldo indiscutible de Andrés Manuel López Obrador. Bajo esas circunstancias, cuando el Instituto Nacional Electoral decidió, con una votación de 6 a 4, retirarle el derecho a ser candidato a la gubernatura, por no haber cumplido con la obligación de informar sobre sus actividades en la precampaña que realizó. Pareciera que no estaba consciente de que el incumplimiento de la ley tiene consecuencias y por eso la desafió.

Se nota, aceptando que soy subjetivo, que es un sujeto burdo, intolerante e irrespetuoso de la ley. Por eso se atrevió a decirles a los escasos guerrerenses que lo estaban escuchando, que, si no le devolvían la candidatura, no habría elecciones en su estado. También llamó a la quema de credenciales electorales y, lo inaudito, amenazó a los consejeros del INE con “hallarlos” yendo a sus casitas con techo de lámina negra. ¿Se imaginan el potencial que adquiriría para realizar cualquier actividad, al asumir el poder como gobernador? Si antes de las elecciones es arbitrario ¿qué se puede esperar de él?

Que un fulano de esta calaña nos muestre el músculo, alardee y amenace sin ninguna consecuencia, no nos extraña. Lo inconcebible es que siga tan campante. Que no haya un límite vi

sible para que sea llamado a dar explicaciones y que se convierta, automáticamente, en un delincuente intocable y protegido. Con esto, Guerrero refuerza la ingobernabilidad y amplía las desventajas para los ciudadanos comunes y corrientes.

La disparidad que existe entre quienes ejercen poder y quienes anhelamos ser escuchados y respaldados por las leyes, es formidable. Una simple falta administrativa se ha convertido en arrestos violentos y multas excesivas, para los simples mortales. En los juzgados hay montañas de procesos judiciales esperando ser atendidos, y, aunque no tengamos una cantidad real, millones de mexicanos están esperando justicia. Sin embargo, Félix Salgado Macedonio ha prácticamente llamado al levantamiento civil por una decisión del INE, justa y apegada a las leyes que le sanciona por incumplido, y no tendrá ninguna derivación legal presente o futura.

Todos hemos sido víctimas de injusticias y hemos recurrido a las autoridades correspondientes a denunciar, con resultados nulos. No hay justicia para los jodidos. Si este ha sido un país de corrupción y abusos de los poderosos, sorprende que el Presidente de la República se muestre tan dolido por la sanción a Salgado Macedonio. También sorprende que se haya declarado contra la corrupción diciendo iba a encarcelar a quienes se enriquecieron ilegalmente, y sigan libres como si nada. De esos tenemos muchos en Baja California. En Tecate, al menos tres exalcaldes. Salgado Macedonio no es el único, pero sí el más grosero, pendenciero y trasgresor amparado por el poder. Con estos ejemplos, ¿cuándo tendremos un país justo, democrático, solidario y respetuoso de la ley? Vale.

* El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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