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¡No nos falles!

“La esperanza es un árbol en flor que se balancea 
dulcemente al soplo de las ilusiones”.Severo Catalina

“La esperanza es un árbol en flor que se balancea 
dulcemente al soplo de las ilusiones”.

Severo Catalina

Era la frase que repetían los miles de personas que estaban congregadas en el monumento a la independencia de México, aquel domingo 2 de julio del año 2000, cuando al filo de la media noche se anunciaba de manera contundente el triunfo del candidato panista a la Presidencia de la República, Vicente Fox Quesada. ¡No nos falles!, gritaba la muchedumbre entusiasmada por aquel sujeto que estaba logrando lo que parecía imposible, terminar con más de 70 años de un mismo gobierno. Seguramente algo parecido habrán gritado los miles de seguidores de Ernesto Ruffo Appel, que 11 años antes logró convertirse en el primer gobernador de oposición en el país.

En Baja California está por darse la asunción del primer hombre, emanado de un partido de izquierda, que después de 30 años destrona a un Partido Acción Nacional que en 1989 fue la esperanza de un cambio verdadero y que, con el paso de los años, copió y multiplicó toda la serie de tropelías que el PRI de los ochentas practicó hasta que fue echado del escenario político-electoral estatal.

Pareciera que Baja California se recompone políticamente cada 3 décadas, en un inicio fue la hegemonía priista que duró 36 años (1953 a 1989), luego el PAN con 30 más, de 1989 al 2019 y ahora Morena que no sabemos su duración pero que buscará ser una opción diferente y honesta, si no es que el cáncer de la corrupción los contamina como a los anteriores.

Qué difícil es para un mandatario cumplir con las expectativas de los que lo eligieron, máxime cuando su arribo se da luego de muchos años de ser oposición, los anhelos ciudadanos se desbordan, rozando incluso con la fantasía y de esto en Baja California tenemos experiencia. No olvidaré la llamada telefónica de un radioescucha hace 30 años que se quejaba de que a una semana de que Ruffo llegara a la gubernatura todavía no pasara la basura por su casa, como si se tratara de algo mágico.

Lo mismo puede ocurrir con el nuevo gobierno estatal, pues se piensa que todo cambiará en un “santiamén”, únicamente por el hecho de que los colores partidistas de la Casa de Gobierno se tiñan ahora de guinda. Efectivamente, muchos ven en Jaime Bonilla y su equipo, a un “Redentor” que los sacará de la miseria y la orfandad en la que “Kiko” Vega los sumió, sin reparar que los cambios llevan su tiempo.

Independientemente de lo que sea, el nuevo gobierno estatal, tendrá que poner todo su empeño en lograr cambios sustantivos y no solo modificaciones cosméticas, pues los bajacalifornianos ya estamos hartos de tanta corrupción y pillerías. Es deseable que su gobierno, de verdad castigue ejemplarmente a quienes provocaron la debacle financiera que padecemos, para mandar una clara señal de que no se tolerará la deshonestidad.

Finalmente, tendrá que cuidar mucho su capital político y evitar que, así como ocurrió con Fox y Ruffo, que eran tantas las expectativas ciudadanas y tan pocos los resultados, que se genere una gran desilusión.

La luna de miel está por comenzar.

* El autor es asesor empresarial en cabildeo.

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