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No estamos para bromas

Siento que el ambiente no está para inocentadas, éstas implican una broma invirtiendo las noticias hacia lo contrario resultando jocosamente bizarro.

Siento que el ambiente no está para inocentadas, éstas implican una broma invirtiendo las noticias hacia lo contrario resultando jocosamente bizarro. Más que celebrar el día de los inocentes reflexioné que las noticias del 2020 son bastante inverosímiles como para jugar con ellas, me refiero a las mayores. Imaginemos un 28 de diciembre del 2019 diciendo que estaríamos atravesados por una pandemia que nos golpearía socialmente al extremo de cambiarnos los hábitos, no podríamos visitar a nadie ni recibir visitas, tendríamos que circular a metro y medio al aire libre, sin cantar o gritar, con cubrebocas y sufriendo graves consecuencias económicas. Una enfermedad que mataría a adultos mayores, más a los hombres con sobrepeso. Con tantos enfermos que los hospitales se llenarían y si hubiera una urgencia, como un infarto, podría pasar mucho tiempo para que te atiendan, una época en donde habría tantos enfermos graves que superarían las capacidades hasta en los países más poderosos, que el asunto ya estaba iniciando en ese diciembre 2019 y aparentemente venía de China, pero es allí donde ejemplarmente la controlarían sus 1,400 millones y que Bélgica tendría el mayor número de muertos por habitante. Que Estados Unidos se tambalearía con un Trump desbocado, al grado de costarle manifestaciones y motines, él se contagiaría del nuevo virus y perdería las elecciones. Que se quedaría en modo negacionista cediendo el poder a regañadientes. Mientras tanto en México el 28 diciembre 2020 estamos viendo como si fuera un sueño la llegada de las vacunas, y estamos entre los diez países privilegiados con la vacuna en tiempo. Pero quién hubiera imaginado una vacuna que se hizo en menos de un año, con un mecanismo revolucionario en medicina. Que la vacuna tendría que conservarse a menos 80 grados y veríamos en pantalla como llega por DHL, recibida y escoltada como si fuera un mandatario. Que tendríamos que quedarnos en casa y que un amplio grupo se rebelaría y contagiaría a demasiados como para morir en el intento por llegar o ingresar a un hospital. En medio de todo esto, que se aliaran el PAN y el PRI después de que el zócalo de la capital estuvo lleno de casas de campaña vacías con imágenes de la Virgen de Guadalupe cuya basílica estaría vacía el día 12. Que se cerrarían escuelas y universidades y la enseñanza sería en línea. Ha sido un año bizarro, como nunca en nuestras vidas, algo inesperado e incontrolable, hasta ahora.
El año que vivimos en peligro, en zozobra. De una vez les deseo un 2021 con inteligencia y perseverancia durante la primera mitad, y un destape de libertad y reencuentro con un regreso a la normalidad en la segunda mitad del año.
*El autor es psiquiatra y ejerce en Tijuana

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