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Niños y violencia

Los actos violentos contra los niños no son sucesos de nueva creación, han estado presentes en sus vidas desde siempre.

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Los actos violentos contra los niños no son sucesos de nueva creación, han estado presentes en sus vidas desde siempre. La incapacidad que tienen para defenderse y la facilidad con la cual pueden ser intimidados, ha permitido que muchos de los casos de abuso de todo tipo, queden en formato desconocido por no ser denunciados. Dada la inexistencia de cifras reales de las agresiones a los niños, solo se pueden hacer inferencias con los datos de los sucesos conocidos, por cualquier medio que sean abiertos. La UNICEF estableció en su informe del 2019 que 4 niños son asesinados en nuestro país diariamente, contra 7 feminicidios de niñas. Estos datos con mucha facilidad podrían ser superados si tuviéramos una base estadística real y regularmente actualizada. Por ejemplo, se sabe que 1 de cada diez casos de violencia infantil es denunciado. Pero, además, que, en cuanto a las agresiones contra los niños, México está por encima de la media mundial. Si le agregamos la enorme impunidad que nos asfixia que se refleja en que menos del uno por ciento de los delitos llegan a una sentencia condenatoria, de que el crimen organizado está a punto de coordinar todas las actividades de la vida diaria en nuestras ciudades, esto nos lleva a la total anarquía judicial.

En los Estados Unidos las estadísticas se llevan de manera cotidiana y las bases de datos son alimentadas día tras día. En un estudio de la revista Pediatrics (CNN) se encontró que, en un período de 16 años, los niños de raza negra tienen seis veces más probabilidades de morir por disparos de los policías, que los niños blancos, de la misma manera el riesgo de los niños hispanos era tres veces más potencial en referencia a los niños blancos. En México no tenemos este tipo de estadísticas por diferentes razones y no porque no se presenten estos actos violentos. Por ejemplo, la UNICEF dice que solo se denuncia un caso de violencia infantil de cada diez que suceden. Lo que nos ubica como un país altamente peligroso para la niñez. Sin embargo, la situación se hace más crítica por la inercia de las corporaciones policíacas, que no tienen un compromiso real con las investigaciones. La acumulación de denuncias de delitos en sus escritorios sin resolverse es tal, que desde allí se inicia la inmunidad.

Actos de barbarie contra la niñez son cotidianos en México, pero hay algunos que son un referente de inhumanidad. Está, por ejemplo, en de la niña de entre 5 y diez años que fue encontrada muerta en una hielera, en la ciudad de Tijuana. No se ha sabido de quién era hija, pero la abandonaron para que muriera y dejara de ser un estorbo. Como este caso, son denunciados casos de niños abusados sexualmente por sus familiares, vecinos, maestros, sacerdotes, etcétera. No existen límites que nos permitan creer que haya una tendencia a la baja en este tipo de delitos. Por el contrario, cada vez son conocidos más asuntos que quedan impunes o no son denunciados. No parece existir, aunque sea una tregua, sino que el incremento es constante. La impunidad hace su trabajo ante la desidia del sistema de justicia mexicano. Vale.

*El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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