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Municipios frente al cambio climático

El cambio climático es el reto más grande de nuestra generación. Este fenómeno que a primera vista es de índole ambiental y energético tendrá serias repercusiones económicas, sociales y políticas.

El cambio climático es el reto más grande de nuestra generación. Este fenómeno que a primera vista es de índole ambiental y energético tendrá serias repercusiones económicas, sociales y políticas. Los primeros en resentirlo serán nuestras administraciones públicas. Los retos que derivarán del cambio climático requerirán dos grandes elementos de nuestros gobiernos: adaptabilidad y resiliencia.

El primero implica que nuestras burocracias tengan la capacidad de ajustar sus operaciones con base en las circunstancias del momento. Lo contrario es lo que padecemos ahora; es decir, gobiernos cuya rigidez institucional deriva en una parálisis ante cualquier situación novedosa. El segundo elemento es consecuencia de lograr una verdadera adaptabilidad. Un aparato estatal es resiliente si tiene la capacidad de recuperarse, absorber cambios en estados variables y proseguir en su actuar a pesar de un ambiente incierto. En este caso, lograr lo anterior requerirá una profunda reingeniería de nuestra vida institucional y apostarle a la vida política local.

Actualmente, México cuenta con un diseño federalista, pero en la realidad es sumamente centralizado. Las entidades federativas y municipios son entes corruptos, disfuncionales y enteramente dependientes del gobierno federal. El tema que más evidencia lo anterior es el de seguridad pública. La supina incapacidad de los gobiernos estatales y municipales para resolver este tema ha resultado en que el gobierno federal debe intervenir con sus elementos y presupuesto.

No obstante, la reanimación de nuestra vida política local es la única opción para abordar el cambio climático. Particularmente, las ciudades deben de ser los principales agentes de cambio. Por lo general, el municipio es el primer contacto que tiene el ciudadano con el Estado. Es a través de este que recibe servicios básicos como agua, recolección de basura y alumbrado público. Son las ciudades quienes poseen la mayor cantidad de información respecto a lo que sucede en sus territorios.

Sin embargo, los municipios son pequeños feudos donde el poder se ejerce de manera autoritaria y vertical por el presidente municipal. El diseño institucional municipal no ofrece ningún canal de participación para los ciudadanos; su influencia culmina al emitir su voto. Integrar cualidades como adaptabilidad y resiliencia a nuestros municipios implica, entre otras cosas, convertirlos en entes más abiertos y deliberativos. Por ende, el proceso de reingeniería debe de comenzar por abrir canales de participación a la gente. Comencemos por hacer realidad la elección directa de regidores y síndicos. Es infame que no tengamos representación directa alguna en el cabildo de la ciudad.

Los problemas del cambio climático serán resueltos de manera conjunta y deliberada. La paulatina apertura de los municipios permitirá que sean los ciudadanos mismos quienes colaboren para salir adelante. Uno de los peores aspectos de nuestro sistema político es asumir que un presidente o un gobernador resolverá todos los problemas existentes. Toda guerra ganada es esfuerzo colectivo. El cambio climático no es la excepción.

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