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Minúsculo enemigo mortal

Los últimos diez meses, la humanidad se ha concentrado en luchar contra un solo enemigo, minúsculo y mortal.

Los últimos diez meses, la humanidad se ha concentrado en luchar contra un solo enemigo, minúsculo y mortal. Es una maldita cosa microscópica de material genético, rodeada de una capa de proteína y que sólo mide una milésima parte de un cabello humano. Nadie de esta generación que habita el planeta, había presenciado algo igual.

Este letal virus, llamado SARS-CoV-2, se ha propagado a todos los países del mundo y ha contagiado o intentado contagiar a millones de personas desde que fue identificado en China en diciembre de 2019. Es comparable o peor a varios responsables de muchos de los brotes de enfermedades más destructivas de la historia. Los expertos coinciden en que nunca se había visto un patógeno tan insidioso como este nuevo coronavirus.

Como es algo tan nuevo, nadie sabe a ciencia cierta cómo es que surgió, como se desarrolla, que tanto daño hace y como se cura. Esto ha dado pie a un sinnúmero de creencias, ideas y sospechas, que nada tienen que ver con la ciencia cierta. Algunos científicos han avanzado en estudios, pero hasta ahí. Infortunadamente, estas cosas tardan años en estudiarse y comprenderse. Hay mucha gente trabajando en descubrir sus mañas, y mucha otra gente inventando hasta que es algo impuesto por los extraterrestres. Hay mucha gente cuidándose, y mucha gente que, sin creer en el mal, lo andan esparciendo, montados en su necedad. O sea, tan fácil como se ha ido esparciendo el coronavirus, así de fácil o más se han ido esparciendo teorías conspirativas y la infodemia.

Varios estudios están investigando cuáles son los mecanismos que el virus utiliza para infectar tan fácilmente a las células. Algunos científicos se están centrando en las espigas, las proteínas en forma de punta que sobresalen de su superficie formando una corona. Otros estudios están estudiando “la puerta de entrada” que el virus utiliza para entrar a las células. Las espigas son las que se adhieren a la célula para entrar a ella. La transmisión se produce por contacto directo con las secreciones respiratorias que se generan con la tos o el estornudo de una persona enferma si entran en contacto con los ojos, nariz o boca de un individuo no infectado.

La principal misión del virus una vez que entra al organismo es crear copias de sí mismo. Una vez que está dentro, utiliza la maquinaria de la célula como una fábrica para hacer copias de su material genético. Después se escapa de la célula, de la cual queda solo una cáscara, y el virus, junto con sus miles de copias, comienzan a infectar a otras células”. Es preocupante el papel de los pacientes asintomáticos en la propagación del coronavirus.

Hoy por hoy, se está tratando de encontrar una vacuna o un medicamento efectivo, pero esto no avanza tan rápido como deseamos, y todo tomará su tiempo. Habremos de seguir atentos y cuidadosos. ¿En qué situación nos encontraríamos ahora si como sociedad invirtiéramos más en investigación? Es muy probable que estuviésemos mejor.

* El autor es consultor en participación ciudadana, desarrollo social y cultura de la legalidad.

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