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Los resultados electorales en BC

Ya sabemos que Morena ganó la gubernatura del estado, las cinco alcaldías y el congreso local, así como la elección de diputados federales, pero ¿cómo se explica este apabullante triunfo en la entidad, y qué significa para el futuro inmediato de Baja California? Aquí unas líneas a grandes trazos.

Ya sabemos que Morena ganó la gubernatura del estado, las cinco alcaldías y el congreso local, así como la elección de diputados federales, pero ¿cómo se explica este apabullante triunfo en la entidad, y qué significa para el futuro inmediato de Baja California? Aquí unas líneas a grandes trazos.

Para empezar, como quedó demostrado ampliamente, Morena no es un partido político en el sentido convencional. Desde el inicio de la campaña hasta el final, Morena nunca apareció como tal, ni fue el partido el que hizo la campaña o decidió los candidatos a los distintos puesto públicos, ni tampoco, como suele suceder generalmente, fue el partido el que salió a celebrar su victoria en las urnas. En todas las etapas sólo estuvo el gobierno y fue el gobierno el que ganó la elección.

Eso es Morena a nivel nacional pero sobre todo en BC. Quien moviliza a los electores, los organiza y les dice cómo votar es el gobierno de Morena en sus distintos niveles, ya sea utilizando los programas sociales en varios sectores de la población, o bien aglutinando la simpatía y las emociones alrededor de la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Esto es lo que reflejan los votos por Morena en BC. Son votos de una población que está agradecida con los programas de apoyos sociales, pero también hay votos de otros segmentos que lo único que desean es seguir dándole su apoyo a López Obrador. No votan por los candidatos a nivel local, por lo que representan o por lo que ofrecen, sino para sostener el proyecto de AMLO.

Antes estas elecciones se llamaban “elecciones de Estado”, hoy ya no pero tienen las mismas características: se utiliza todo el aparato propagandístico del gobierno a favor de los candidatos del partido, se usan recursos del gobierno y una red casi subrepticia de empleados del gobierno (federal) que promueven la votación de sus “clientes”. Es el voto corporativo de Morena, como antes lo tuvo el PRI.

Esta estructura de gobierno que usa como simple fachada a Morena se enfrentó a una oposición profundamente debilitada, formada por el PAN, el PRI y el PRD, que a través de su alianza propusieron a una candidata sin arraigo en la entidad y desconectada de todos sus problemas, sometiéndose pasivamente a los lineamientos que impuso Gustavo de Hoyos por medio de la organización Va por México.

El resultado fue catastrófico para estos partidos, pues simplemente de una elección a otra el PAN perdió 127 mil 810 votos, el PRI 15 mil 429 y el PRD 65 mil 310, cuya suma es casi lo mismo que ganó el PES con Jorge Hank a la cabeza, quien obtuvo 252 mil 141 sufragios. Pero además los tres partidos se hicieron pedazos durante la campaña, de tal forma que la famosa alianza se quedó en un tercer lugar con el 12 por ciento de la votación para gobernador.

Por otra parte, nunca sabremos se Hank Rhon se hizo candidato del PES como un desagravio a su partido (el PRI) y al resto de la alianza que lo dejó a un lado como potencial candidato de la misma, o bien porque realmente creyó, cándidamente, que él solo podía ganarle al gobierno de Morena, mostrándole a Bonilla el músculo que el empresario tiene todavía. Al parecer, es el más contento de todos.

El resto de los partidos y candidatos, por más buenas intenciones que hayan tenido, sólo contribuyeron a dispersar el voto y dejar que Morena engordara las urnas. Varios de ellos van a perder su registro local, lo cual era bastante predecible al participar sin tener condiciones para competir.

Ahora, con respecto al triunfo de Marina del Pilar hay que anotar algunos factores que pueden ser determinantes en su desempeño. Primero, Marina no es política, es técnica, no tiene una corriente o un grupo dentro de la marea del morenaje, no se identifica ideológicamente con el proyecto de AMLO, por más que diga que sí, y depende esencialmente de la dirección de un personaje inestable y removible como es Mario Delgado.

Segundo, en BC Morena no tiene líderes políticos o cuadros destacados que comprendan políticamente el proyecto o la visión que busca promover López Obrador. Tiene operadores y repetidores, como Bonilla y algunos más, pero su núcleo principal está lleno de priistas o ex priistas, y ahora van a ir llegando panistas como Carlos Torres y otros que se han mimetizado con Morena oportunistamente, pero tienen otros proyectos.

Todo esto quiere decir que no hay ninguna garantía de que el obradorismo avance en la entidad, sino más bien lo que se está formando es un nuevo grupo de poder en el que confluyen los resabios del viejo priismo y una vertiente panista que tratará de ir copando a Morena, con ropajes y un discurso falso. Es decir, hay muy poco que celebrar.

*El autor es analista político.

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