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Los candidatos a gobernador

Durante 8 semanas de campaña electoral en Baja California hemos visto y escuchado a todos los candidatos a la gubernatura exponer sus principales ideas y propuestas, pero hay una pregunta que muy pocas veces se formula entre la mayoría de los electores: ¿qué representan cada uno? Enseguida un esbozo desde un enfoque del análisis político, sin orden preconcebido.

Óscar Vega Marín, candidato del PAN. Es el resultado de un panismo en crisis y alejado del actual gobernador del estado Francisco Vega de Lamadrid por lo que, por primera vez, el panismo en el gobierno llegó a esta campaña sin un candidato propio. Vega Marín no quiere cargar con los lastres del gobierno actual, que le restan muchos votos, pero tampoco puede deslindarse o diferenciarse claramente de un panismo que se desdibujó y desprestigió en los últimos años. Vega propone una continuidad, pero con la promesa de enmendar y corregir los errores, lo que ya no es creíble en el universo de sus electores.

Es obvio que para poder enfrentar y defender un gobierno que ha permanecido 30 años en el poder y que alcanzó con el actual gobernador su peor crisis, el PAN necesitaba un candidato diferente. Pero, por lo mismo, no lo consiguió.

Héctor Osuna Jaime, candidato de MC. El verdadero candidato del PAN, sobre todo del panismo que llegó a los gobiernos como resultado de sus luchas en los años 80s, es Osuna Jaime, aunque ahora compita con otras siglas. Mientras Vega Marín representa al panismo que se corrompió en los gobiernos, Osuna en cambio viene de la vertiente del panismo que abanderó la honestidad y la eficiencia en la administración pública. El problema con su candidatura es que su voz también ha perdido fuerza o ha sido barrida por el peso enorme que tiene en el imaginario el mal desempeño de los gobiernos panistas. A estas alturas la gente ya no quiere o no puede hacer una diferenciación entre el pan bueno y el pan malo.

Enrique Acosta Fregoso, candidato del PRI. Fregoso es el candidato de un partido que

atraviesa por una de sus crisis más profundas, tanto a nivel estatal como nacional. Es una crisis que carga en sus hombros, y se expresa en la falta de definiciones y proyectos de gobierno, en la falta de articulación de sus propuestas. Pero sobre todo en un rasgo que siempre caracterizó al PRI y le daba ventaja: el de ser un “partido de poder”, del que ahora carece y lo exhibe de manera dramática. Con todo lo elocuente que Fregoso ha podido ser en sus intervenciones, su discurso no tiene ninguna repercusión porque en realidad nadie lo escucha. Quién sabe si pueda salvar su registro.

Jaime Martínez Veloz, candidato del PRD. Veloz al no lograr ser incluido en las candidaturas de Morena terminó bajo las siglas del prd. Su objetivo principal, se suponía, era profundizar esa ruptura, atraer a un porcentaje significativo del votante obradorista y proyectarse como una alternativa ante el PAN y Morena. Sin embargo, terminó mimetizándose en el prd, dejó de vincularse al “movimiento social” que no creció durante la campaña, y adoptó algo que resulta indigerible para un electorado más amplio como es un “pacto refundacional”, entre otras generalidades.

Pero, sin duda, Veloz es la opción más decente de esta elección, por sus características personales, por su visión de igualdad y su preocupación por los más necesitados, por los grupos indígenas, por lo jóvenes y las mujeres, o porque no busca enriquecerse a través de los puestos en el gobierno. No es una opción de izquierda, pero pertenece al campo progresista y la búsqueda de acuerdos y consenso entre las diversas clases sociales.

Empero, es una visión que requiere otra correlación de fuerzas que los grupos “comunitarios” todavía no pueden construir.

Jaime Bonilla Valdés, candidato de Morena. Morena no supo elegir candidatos acordes a lo que representaría la orientación y el gobierno de López Obrador. Se inclinó por sus operadores como Bonilla cuya trayectoria personal y política es antagónica a los valores del cambio y la honestidad. Bonilla es el articulador del viejo priismo en BC, al que habilitaría para gobernar el estado por largo tiempo, con las viejas prácticas y visiones que lo llevaron a su decadencia. Desgraciadamente, este peligro no es advertido ahora por los fieles electores de Amlo.

Ignacio Anaya Barriguete, candidato del PBC. Anaya es un candidato que viene del campo independiente o desde la visión ciudadana, con un discurso anti partido como origen de todos los males, con buenas intenciones y con un abanico de propuestas positivas o más frescas, donde busca que radique su fuerza o sus ventajas en esta campaña, pero, como se puede comprobar una vez más, son rasgos insuficientes para dirigir o construir un buen gobierno. Lo “ciudadano” se debilitó en los últimos tiempos.

Dicho en términos muy generales, esto es lo que representa cada candidato en esta elección o lo que se podría esperar de cada uno si ganara en las urnas. El horizonte puede resultar demasiado estrecho, o bien muy amplio, según la visión y el juicio de cada elector.

El autor es analista político