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Los cacicazgos en México

“El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente”Lord Acton

El Diccionario Jurídico Mexicano define al cacique como aquella persona que ejerce una autoridad o poder abusivos en una comunidad. Caciques en México hemos tenido desde antes de la conquista y prueba de ello son los distintos grupos que fueron conformando la geopolítica prehispánica. Por ejemplo, los Tlaxcaltecas, gracias a concertaciones políticas jamás fueron sometidos por los mexicas, aunque esto les llevó a estar rodeado de pueblos vasallos de los aztecas, lo que les impedía comerciar con libertad. A la llegada de los españoles, los tlaxcaltecas pensaron aliárseles para vencer a sus eternos enemigos, apoyándose además en las viejas profecías de su pueblo, que anunciaban la llegada de hombres blancos y barbados. Resistieron en un principio a los españoles y habiendo sido vencidos por éstos se les unieron finalmente en su lucha contra el poderoso señorío mexica.

Durante el periodo virreinal, hubo también grupos de poder y cacicazgos que lograban imponerse por encima de las leyes. El debate interminable entre federalistas y centralistas, liberales y conservadores, republicanos y monárquicos; la inestabilidad de un Estado concebido en función de principios teóricos, no en realidades prácticas; desembocaron en guerras civiles y extranjeras. Finalmente, se logró un consenso: la resignación ante la fuerza de Porfirio Díaz, que se apoyó, no en las mejores teorías, sino en los cacicazgos regionales. Posteriormente la Revolución, como lo hizo la Independencia, destruyó el poder central sin reemplazarlo. Volvieron los debates de principios sagrados y la guerra civil, con una novedad: los magnicidios. Calles, como Díaz, se apoyó en los cacicazgos regionales para fundar un nuevo poder central a través de un partido político que fue la unión de todos los partidos revolucionarios fusionados en uno solo. El gran cacique que nace es el presidencialismo, el cual se convierte en el supremo árbitro de todos los conflictos. Sobre esta reconstrucción del porfiriato, Calles añadió algo nuevo (iniciado con Obregón): el desarrollo de cacicazgos sectoriales, como contrapeso de los otros. Los brazos de este nuevo poder fueron las centrales campesinas, obreras y populares, como brigadas de militantes que apoyaban al poder en turno.

A su arribo, el presidente Cárdenas, que se valió de las centrales revolucionarias para acabar con el maximato del ex presidente Calles, mejoró el pacto revolucionario al evitar las tentaciones reeleccionistas del pasado. Miguel Alemán añadió otra innovación: sacar al ejército del partido único y fomentar el arribo de los universitarios a la política partidista, estos cambios permitían ascender dentro del sistema político a los puestos públicos de una manera ordenada y sobre todo pacífica, sin embargo, la excepción fue el cacicazgo sindical de los viejos líderes que solo la muerte los ha ido moviendo del camino.

Al llegar Acción Nacional en el 2000, los cacicazgos ahora se dan en otros actores, como los gobernadores, líderes sociales, obreros, campesinos y grupos de izquierda, que aprovecharon el vacío del nuevo régimen. Con Peña Nieto son los mismos caciques, pero ahora con licencia para asaltar a quien se ponga enfrente.

Ahora que ha llegado la 4T, la presidencia retoma el poder central y con ello, los caciques nacen con la autorización del Líder Moral. Algo así como un “Maximato Moderno”, sin reglas democráticas para la elección de los nuevos líderes, pues solo el dedo flamígero es el que cuenta.

*- El autor es asesor empresarial en cabildeo.

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