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Las ganas de criticar

Cuídate de los que se autodefinen como “honestos” o “sin pelos en la lengua”. Esconden algo.

Todos criticamos. Nadie se escapa ni de criticar, ni de ser criticado. Empleados a jefes, gobernados a gobernantes, vecinos con vecinos, todos con todos.

Criticar viene del griego «krino» que significa clasificar, valorar o emitir un juicio, así que no debemos ver solamente la parte negativa del concepto; el reto está en la crítica frívola, en la que hiere y destruye.

Pero, ¿cómo se puede criticar sin herir? Los expertos dicen que para hacerlo con ánimos de corrección primero hay que estar preparado, amar aquello que se está criticando y deseo de ayudar con la delicadeza del que cura una herida. Otros, en cambio, gozan destruyendo y eso es solamente venganza, ironía, sarcasmo y desahogo del que critica.

Hace unos días me topé con un libro increíble de Martín Descalzo, «Razones para vivir», en donde el autor regala unas reglas muy sencillas para quienes participan del “arte de criticar” y hoy te las comparto.

1.- Haz la crítica cara a cara. No te escondas en el grupo de amigos, en el anonimato de las redes sociales o en algún espacio “público” pero sin la persona de frente. No seas cobarde.

2.- Haz la crítica en privado a menos de que se trate de cosas del orden público o que busques enseñar a tu círculo cercano, como amigos o colaboradores, aprovechando lo que estás criticando.

3.- No hagas comparaciones, son odiosas y hieren. Cada quien es individual, cada caso es diferente y las circunstancias cambian radicalmente.

4.- Se debaten los hechos, nunca a las personas. Nadie conoce los corazones de las personas y sus intenciones. En lugar de “piensa mal y acertarás”, mejor intentemos “piensa bien mientras no tengas evidencia del supuesto mal”.

5.- Limítate a criticar un caso concreto, sin generalizar. Cuando se abre la crítica casi siempre se perjudica a inocentes. Además, las cascadas de críticas son odiosas.

6.- Critica con objetividad. Nadie es del todo malo ni del todo bueno, todos erramos y todos buscamos ser mejores cada día.

7.- Evita criticar lo mismo. Insistir en un tema revela más tu dolor que la intención de ayudar.

8.- Dependiendo de la gravedad del caso, elige el momento oportuno para hacer la crítica objetiva, y si estás tranquilo, mejor.

9.- Asegúrate de tener pruebas o evidencia de lo que dices. Los rumores pueden destruir familias enteras.

10.- Si tu generosidad es genuina, intenta ponerte en el lugar del criticado; seguramente encontrarás indulgencia y algo de empatía.

Hay que cuidarnos de quienes suelen vanagloriarse como “honestos” o “sin pelos en la lengua”, porque con ello solo justifican su indolencia por los demás o sus complejos internos. Dice J. Loring que “la mejor manera de no ser criticón es tener entusiasmo en la vida y vivir con ilusión.” ¡Que razón tiene! El entusiasmo nos hace felices, ver las cosas con luz. Dicen que el entusiasmo es compañero inseparable de las personas con fe pues nadie tiene más motivos para vivir que quienes tienen fe y esperan algo después de esta vida. Dicen.

* El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.

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