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La tentación de los chocolates

Muy dulce ha sido el botín político y económico de aquellos que han fomentado y permitido la entrada de autos ilegales a nuestro país.

Muy dulce ha sido el botín político y económico de aquellos que han fomentado y permitido la entrada de autos ilegales a nuestro país.

Es por ello, que México es considerado el país con más autos ilegales o irregulares de procedencia extranjera en el mundo y es nuestra frontera norte donde la concentración de estos autos es más alta en el territorio mexicano. Aunado a los autos “chocolate”, existen en el país millones de autos que han sido importados “legalmente” a franja fronteriza, además de otros tantos de los llamados “nacionalizados” que pueden circular por todo el país.

Es Baja California y en particular Tijuana, un paraíso donde la impunidad y el temor político han permitido que en nuestra ciudad circulen sin ninguna restricción de manera indistinta los vehículos nacionales, importados, extranjeros y chocolates. Tan solo de los legales en nuestra ciudad según datos publicados por INEGI para 2019, hay registro de 880,897 vehículos circulando legalmente; si incluimos los chocolates o los registrados legalmente en otros estados o países, podrían sumar entre todos hasta un millón trescientos mil vehículos circulando cualquier día por nuestra ciudad.

Este alto nivel de motorización es sin duda el más alto del país, donde la estadística nos indica que tenemos 1 vehículo “regular” por cada 2.25 habitantes o alrededor de 1 vehículo por cada 1.5 habitantes si incluimos todos los que circulan. Este exceso de automóviles termina por exacerbar la capacidad de nuestras vialidades e imponen gran presión en nues

tras autoridades en construir y mantener infraestructura vial suficiente para soportar tantos autos. Obviamente, esta alta dependencia en los vehículos y viajes individuales imponen gran demanda de hidrocarburos con graves efectos negativos en el medio ambiente. Además, esto provoca que esta alta demanda de combustibles obligue a que México los tenga que importar de otros países a pesar de ser productor y exportador petrolero.

Esta situación ha obligado a que atinadamente, el Gobierno Federal sea más estricto al determinar el valor base de los vehículos importados, desconociendo los “amparos” así encareciendo el proceso de legalización y terminando con los privilegios de “mafias” que importaban en exclusiva a través de prebendas otorgadas a poderosos políticos y empresarios que en pocos años acumularon verdaderas fortunas importando millones de autos a precios reducidos.

La presión que han puesto sobre el gobierno federal los industriales productores de autos nuevos ha sido muy fuerte y efectiva. México se está convirtiendo en una potencia automotriz global y es ya el octavo productor de autos en el mundo, exportando gran parte de su producción a

Estados Unidos y Canadá. Estas empresas son uno de los principales motores de la economía mexicana, impulsando el crecimiento del desarrollo económico de varias regiones del país incluyendo la nuestra.

Es por estas razones, que los gobiernos locales deben desarrollar sistemas de transporte público de calidad, incentivar el desarrollo de vivienda bien ubicada a lo largo de corredores de transporte público y renunciar a los intentos de “regularizar” vehículos chocolates que no solo dañan al medio ambiente y las ciudades, sino al empleo bien remunerado que genera la industria automotriz.

Ahora en tiempos electorales, resultará muy atractivo para los candidatos prometer la regularización de chocolates. Mejor, que prometan de una vez cumplir su responsabilidad y poner orden en el transporte público, e impulsarlo -de la mano de los verdaderos transportistashacia un nuevo modelo de transporte que privilegie los intereses de la ciudad y los ciudadanos, y al mismo tiempo, mejore las condiciones de los transportistas. Si se puede y hay que seguir intentándolo.

* El autor es arquitecto tijuanense, pro ciudades compactas.

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