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La planeación económica como rector del crecimiento

A finales del siglo XIX  los países escasamente planeaban su economía así como igualmente los métodos para su medición resultaban ser rudimentarios y heterogéneos, lo cual dificultaba las comparaciones entre los mismos.

A finales del siglo XIX los países escasamente planeaban su economía así como igualmente los métodos para su medición resultaban ser rudimentarios y heterogéneos, lo cual dificultaba las comparaciones entre los mismos. No fue hasta la segunda mitad de la década de los 40’s del siglo pasado cuando, derivado del Tratado de Bretton Woods se estableció la necesidad de que cada país aplicara la planeación económica como instrumento para dar orden a las actividades económicas en función de un objetivo y meta, así como para permitir la evaluación de los avances y sobre todo hacerla comparable con el resto de los países. La responsabilidad de estas acciones recayó principalmente en dos instancias que se derivaron del tratado de Bretton Woods y que conocemos como Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial.

México para ese entonces ya había iniciado sus esfuerzos en la materia a través de la creación del Consejo Nacional Económico y la expedición de la Ley Orgánica del Departamento del Presupuesto de la Federación, decretados en 1928 y no fue hasta 1933 que se aprobó el “Plan sexenal 1934-1940” que ya incluía los criterios conocidos a ese momento de los que es un proceso de planeación en función de lo mismo, de manera ordenada y bien definida formular los criterios de política económica como estrategia para afrontar la crisis económica derivada de la gran recesión de 1929.

En teoría, en México, por mandato Constitucional en cada inicio de sexenio se debe elaborar un documento denominado PLAN NACIONAL DE DESARROLLO, en el cual, previamente consensuado entre los diversos sectores económicos, sociales, políticos y la sociedad en general se estructura y ordena las propuestas que sirven de base para desarrollar las Políticas Económicas y de Desarrollo social.

A la fecha, el Plan de Desarrollo ya fue puesto a disposición del Congreso a efecto de su análisis, aprobación y ulterior publicación para quedar oficialmente como el programa de trabajo del Ejecutivo Federal.

Cabe mencionar, que anteriormente los gobiernos en turno, organizaban Foros de Consulta con la participación de los diferentes organismos de profesiones y agentes económicos para elaborar ese Plan. De acuerdo, algunos simulados pero que mostraban la intención de tomar el pulso de las organizaciones y de los profesionistas y académicos o no, especialistas en cada tema.

Eran en fin ejercicios interesantes, donde diversos grupos sociales se sentían involucrados. Ha diferencia de esta ocasión de que no hubo convocatoria abierta y ni se indica quienes fueron convocados. Tampoco se comparte si hubo foros o consultas, solo la decisión vertical desde el círculo cercano al presidente para la integración del PND 2018-2024.

Esta práctica o forma de hacer política, obliga a un reclamo de los organismos y ciudadanos que a diario desde nuestro propio espacio de trabajo contribuimos a la construcción de este país y consideramos injusto que se quiera gobernar con una visión tan parcial y con objetivos y rumbos muy poco claros.

Que quede muy claro, la Planeación Económica requiere de criterios serios que deriven de análisis objetivos de la realidad de nuestro país y no podemos permitirnos la improvisación ni la simulación en aras de ganar aceptación.

La gran disputa por lograr la hegemonía económica mundial entre China y Estados unidos, puede dejar de ser una oportunidad para el crecimiento de nuestra economía y convertirse en una crisis mundial a la cual no escaparíamos, de ahí la urgente necesidad de planear con base a un proyecto que nos permita hacer frente a esa nueva eventualidad. Sería una irresponsabilidad pretender concebir el PND, sin considerar esta nueva circunstancia de la economía mundial.

Versión extensa del presente artículo disponible en www. elimparcial.com/tijuana

* El autor es economista de profesión, fue presidente del Colegio Estatal de Economistas y vicepresidente del Colegio Nacional de Economistas.