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La justa medida

“En política ni las victorias ni las derrotas son eternas”

Con el proceso electoral concluido el pasado 6 de junio, termina igualmente el proceso de transición de la reforma electoral promulgada en 2015 en B.C.

En base a la reforma federal del 2014, el congreso de BC promulgó en 2015 una reforma electoral que tuvo sus primeros efectos durante las elecciones del 2019, y tenía como objetivo final el empate de las elecciones estatales con las federales.

El empate electoral, que finalmente se dio el domingo pasado, fue acompañado con la posibilidad de candidaturas independientes, la revocación de mandato para funcionarios electos, y la reelección de alcaldes y diputados. El beneficio principal es el de tener dos procesos electorales cada seis años, en lugar de los cuatro que teníamos anteriormente.

Empatar la elección a gobernador con la intermedia federal aseguraba que la agenda a debatir fuera local, sin interferencia de figuras nacionales, incrementando la votación durante un proceso normalmente bajo.

Los objetivos se lograron, el porcentaje de votación fue del 38.5%, casi 10 puntos arriba de la elección intermedia anterior del 2015 que fue del 29%.

Adicionalmente, Baja California ya no tendrá elecciones hasta el 2024, con los consecuentes ahorros de dinero, incremento de la productividad, y sobre todo favorecerán lo que debe ser una mejor labor de gobierno de los funcionarios electos.

Sin embargo, habría igualmente que valorar el gran costo que el empate laboral tuvo para la entidad.

Primero fue la controversia generada por el intento de extender el mandato del gobernador de dos a cinco años. Durante la elección del 2019, llegamos al día de la votación sin tener certidumbre jurídica sobre el término por el cual estábamos votando por los candidatos a gobernador.

Lo segundo y mas grave, fue la falta de gobernabilidad que se dio en la mayoría de los gobiernos locales durante estos dos años.

Se dice coloquialmente que, durante un periodo de tres años de gobierno, el funcionario electo se tarda un año en aprender, otro año para ejecutar, y en el tercero sale para buscar nuevos horizontes políticos. No era raro ver funcionarios que previo al término de su periodo, pedían licencia y “chapulineaban” para buscar un nuevo puesto.

Con la reducción de dos años para asegurar el empate electoral, la mayoría de los gobiernos actuales se fueron del periodo de aprendizaje a la solicitud de licencia, interrumpiendo la labor de gobierno con la consecuente falta de resultados en un periodo de por sí muy corto.

El resultado ha sido un empeoramiento o estancamiento en prácticamente todos los temas de la entidad como seguridad, salud, educación, y desarrollo económico y social.

Finalmente, se terminan los períodos de transición e iniciamos un periodo mas largo, sin procesos electorales intermedios, y por consecuencia con mayores expectativas de una buena labor de gobierno.

En un proceso totalmente democrático, el domingo pasado los bajacalifornianos prefirieron darle el beneficio de la duda al partido en el poder para que termine de aprender a gobernar, en lugar de una nueva oportunidad a una oposición totalmente dividida, con candidatos reciclados, algunos de ellos artífices de las peores prácticas.

Todo en su justa medida, a BC le deben esperar tiempos mejores.

*- El autor es Presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del Estado.

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