Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

La espada de Simón Bolívar en Colombia

“Las ideas no son responsables de lo que los hombres hacen de ellas.”- Werner Karl Heisenberg

El domingo pasado, tomó posesión en Colombia, el exguerrillero del M-19, Gustavo Francisco Petro Urrego, quien se convirtió en el primer presidente de izquierda en ese país, que llega acompañado de la primera mujer afrocolombiana en ocupar la vicepresidencia de Colombia, Francia Márquez, defensora de derechos humanos, que en su juventud trabajó como minera y empleada doméstica.

Una de las cuestiones que más polémica suscitó en el evento de toma de posesión, fue la famosa espada del libertador de Colombia, Simón Bolívar. Resulta que esta histórica arma había sido robada por el grupo guerrillero del M-19, en los años setenta y de la que Petro fue parte y fue devuelta al Estado, justo cuando el grupo armado se desmovilizó a principio de los noventa.

Para Petro significaba mucho que esa histórica pieza formara parte de la ceremonia de asunción del nuevo gobierno, sin embargo, esta petición fue negada por el presidente saliente Iván Duque, por lo que Petro tuvo que esperar a ser ungido presidente para que en ese momento diera su primera instrucción: “Como presidente de Colombia le solicito a la casa militar traer la espada de Bolívar, una orden del mandato popular”.

Una vez que dio esta indicación, miles de ciudadanos gritaron emocionados, pues vale la pena recordar que el arribo de este exguerrillero al poder, se da ante una gran expectativa ciudadana de grandes cambios en todos los rubros. Sin embargo, como en todo cambio, se antoja muy difícil dar cumplimento a todas las promesas, pero mientras tanto, el bono democrático con el que llega es altísimo, por ello y de manera muy inteligente, en su primer día de gobierno, Gustavo Petro,

ya ha presentado al Congreso, una propuesta de reforma fiscal que busca gravar los ingresos de las clases acomodadas de Colombia, para distribuir esos recursos en beneficio de los más desprotegidos.

Esta decisión, ha sido calificada por muchos como una brillante estrategia que de no hacerlo ahora en que todos se encuentran envueltos en el furor del nuevo gobierno, más tarde se correría el riesgo de que fuera vetado su proyecto, pues además de todo, no cuenta con mayoría en el congreso para realizar tales reformas.

Con el triunfo de Petro, crece aún más la izquierda en el continente, pues desde el triunfo del presidente López Obrador en el 2018, se han ido sumando más mandatarios de esa corriente, como el caso de Nayib Bukele, de El Salvador (2019-2024); Xiomara Castro de Honduras (2022-2026); Luis Abinader, de República Dominicana (2020-2024); Pedro Castillo de Perú (2021-2026); Luis Arce de Bolivia (2020-2025); Gabriel Boric de Chile (2022-2026); Alberto Fernández de Argentina (2019-2023) y muy probablemente Brasil a partir de finales de 2022 con Lula Da Silva.

Vale la pena darle un voto de confianza al comandante “Aureliano”, como se llamaba Petro durante los 12 años que fue guerrillero del M-19, de los cuales pasó tres años en la clandestinidad y otros dos en prisión y que hoy en día busca transformar a su país dejando de lado sus principales riquezas exportadoras como son el petróleo y el carbón y apostándole a la industrialización y la agricultura.

El problema no es ser de derecha o de izquierda, el tema es construir un mejor futuro para todos en condiciones de equidad y de justicia.

En esta nota