Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas /

La economía nacional y la 4T

“Quienes más sufren en una crisis es quienes no jugaron ningún rol en crearla”Joseph Stiglitz

Según reporte de Inegi, durante el primer trimestre de 2019, México tuvo una contracción económica del -0.2% comparado al último trimestre de 2018, y creció solo el 0.2%, comparado al primer trimestre de 2018.

Los crecimientos lentos son normales en los inicios de sexenio, esto como consecuencia de las nuevas formas de operar programas y nuevos proyectos.

Sin embargo, además de no iniciar todavía sus nuevos programas sociales, el nuevo gobierno canceló programas sociales que estaban generando crecimiento económico, como son las subastas eléctricas y petroleras.

Además, el desabasto de gasolina por la guerra en contra del huachicoleo durante Enero, desaceleró el consumo interno. De igual manera, el despido masivo de burócratas y la contracción del gasto gubernamental impactó también una menor actividad económica.

Se ha generado de igual manera una gran incertidumbre por parte de los inversionistas a raíz de la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la eliminación de las Zonas Económicas Especiales que habían iniciado durante el sexenio pasado.

La Secretaría de Hacienda dio a conocer la recaudación de impuestos del mismo primer trimestre de 2019, reportando una caída en la recaudación de -1.2% comparado al mismo periodo del 2018.

Ante esta caída, Hacienda anunció más recortes al gasto, donde los ahorros que se generen se destinaran al fortalecimiento de PEMEX, entidad que generó una pérdida de $35,000 mdp en el mismo periodo.

Si la recaudación fiscal sigue bajando a raíz de una menor actividad económica, las finanzas públicas seguirán deteriorándose, poniendo en riesgo el grado de inversión de nuestro país con el riesgo de desplomar el tipo de cambio, ante la inminente salida de capitales internacionales.

En relación al empleo, México tuvo su peor inicio desde 2014, generando un decremento de -109,418 empleos comparados al mismo periodo del sexenio anterior.

Mientras que a marzo de 2018 el empleo crecía a una tasa de 4.95%, en el mismo periodo de 2019 el empleo formal registrado ante el IMSS creció a razón de 3.31%, cifra que se traduciría en un incremento económico muy bajo de entre 1 y 1.5%.

¿Cuál sería la solución para revertir esta desaceleración? La inversión privada en conjunto con la inversión publica, la generación de empleos, mayor recaudación fiscal, y una mejoría en el nivel de vida de la población que fortaleciera el consumo interno.

Sin empleo no hay consumo, sin consumo no hay recaudación ni crecimiento económico. El gobierno de la 4T tiene que reconocer que esta es la única forma.

Porque más allá de esta desaceleración económica, el mayor daño que el nuevo gobierno está generando es a futuro.

Después de la crisis del 94, para recuperar la confianza de los mercados, se debieron invertir 25 años en el saneamiento de las finanzas públicas, en la independencia del Banco Central, en la construcción paulatina de las instituciones democráticas, y en el desarrollo de capital humano para la administración pública.

El nuevo gobierno federal empieza a enfrentar contradicciones y reveses difíciles de justificar, pero esto no se va a ver con claridad hasta que la realidad económica empiece a afectar a la población en la perdida de sus empleos y sus ingresos. Es importante ajustar el rumbo.

*- El autor es Presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del Estado