Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

La desobediencia humana ante el Covid 19

Pero esta distinción requiere aún dos precisiones más, una con respecto al concepto de conciencia y la otra con respecto al concepto de autoridad.

“También el animal tiene una conciencia, una conciencia de los objetos, sabe que esto es una cosa y eso otra. Pero cuando surgió el hombre mostró una consciencia distinta y nueva, la consciencia de sí mismo: el hombre sabe que él es y que es otra cosa, distinta de la Naturaleza, distinta también de los otros hombres. Tiene la vivencia de sí mismo, está consciente de que piensa, de que siente”. (La condición humana según Erich Fromm).

Pero esta distinción requiere aún dos precisiones más, una con respecto al concepto de conciencia y la otra con respecto al concepto de autoridad.

La palabra conciencia se utiliza para expresar dos fenómenos que son muy distintos entre sí. Uno es la “conciencia autoritaria”, que es la voz internalizada de una autoridad a la que estamos ansiosos de complacer y temerosos de desagradar. La conciencia autoritaria es lo que la mayoría de las personas experimentan cuando obedecen a su conciencia. Es también la conciencia de la que habla Freud, y a la que llama superyó. Este superyó representa las órdenes y prohibiciones del padre internalizadas y aceptadas por el hijo debido al temor. Distinta de la conciencia autoritaria es la “conciencia humanística”; ésta es la voz presente en todo ser humano e independiente se sanciones y recompensas externas. La conciencia humanística se basa en el hecho de que como seres humanos tenemos un conocimiento intuitivo de lo que es humano e inhumano, de lo que contribuye a la vida y de lo que la destruye. Esta conciencia sirve a nuestro funcionamiento como seres humanos. Es la voz que nos reconduce a nosotros mismos, a nuestra humanidad.

Reyes, sacerdotes, señores feudales, patrones de industrias y padres han insistido durante siglos en que la obediencia es una virtud y la desobediencia es un vicio.

Recuerdo que en el ejército siempre que había alguna ceremonia o simplemente una formación en la que nos encontramos en posición de firmes el cansancio era abrumador, pero cuando algún elemento solicitaba que nos pusieran en descanso se escuchaba siempre la misma letanía: no, así nos quedamos porque el hombre es muy malévolo, si yo los pongo firmes, ustedes solos se ponen en descanso; sí los pongo en descanso, solo se ponen en descanso discreción; si los pongo en descanso discreción se sientan; se les digo que se sienten, se acuestan; si les digo que se acuesten, se duermen; se les digo que se duerman se van. Y para que no pase nada de esto, mejor nos quedamos como estamos.

Siempre viene a mi mente este recuerdo cuando escucho que se pretende cambiar el semáforo de riesgo epidemiológico para transitar hacia una nueva normalidad,

Este semáforo estatal o federal está compuesto por cuatro colores: rojo, naranja, amarillo y verde.

Actualmente está en rojo, pero ya lo tomamos como naranja y los naranjas ya lo toman como un amarillo; no importa dónde nos pongan, siempre desobedeceremos y haremos lo no permitido, faltando al simple sentido común.

* El autor es Coordinador del Área Pericial de Instituto INJUS.

En esta nota