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La caída de Afganistán

La Guerra de Afganistán comenzó en 2001 tras los atentados del 11 de septiembre

La Guerra de Afganistán comenzó en 2001 tras los atentados del 11 de septiembre. Osama bin Laden, líder de Al Qaeda y autor intelectual de los atentados, estaba refugiado en una región inhóspita de Afganistán. En ese entonces, el territorio afgano era mayoritariamente controlado por el Talibán. Por ende, el gobierno de George W. Bush emitió un ultimátum a los talibanes para que entregaran a bin Laden; no lo hicieron y comenzó la invasión del país. Además de encontrar a bin Laden, la guerra tuvo como objetivo remover al Talibán del poder dado su apoyo a Al Qaeda y la construcción de un gobierno civil.

Afganistán nunca en su historia había sido un Estado unificado, sino un vasto territorio poblado por tribus afganas. Desde la antigüedad ha sido un puente conector entre el Subcontinente Indio y Oriente Medio; por ende, lugar natural de invasiones extranjeras, por ahí pasó el Imperio Persa y el Imperio Helénico de Alejandro Magno. El pueblo afgano es conocido por sus feroces resistencias a invasores extranjeros, sean británicos, soviéticos y, ahora, estadounidenses.

Irónicamente, el Talibán nació como una facción, incluso armada por EUA, de los revolucionarios afganos en contra de la ocupación soviética. Actualmente, son una organización islamista cuyo fin es el establecimiento de un emirato regido por la ley islámica (sharía). De 1996 a 2001 tuvieron un control casi total del territorio de Afganistán; en 2001, tras la invasión estadounidense, perdieron el control y regresaron a la guerrilla. Para agosto de 2021, el Talibán ya controlaba de nuevo el grueso de tierras afganas, incluyendo la capital Kabul.

Poco antes de la pandemia, asistí a una conferencia con John Sopko, el titular de la auditoría general de la Guerra de

Afganistán (Special Inspector General for Afghanistan Reconstruction). Este individuo que como procurador llevó el primer caso exitoso en contra de la estructura de la Cosa Nostra en Estados Unidos, fue designado por Obama en 2012 para auditar las cuentas de gasto público del conflicto afgano. Tan bueno ha sido en su trabajo que tanto Trump y Biden lo han refrendado en el cargo.

Sopko afirmó que (i) el gobierno de EUA sobrestimó su capacidad de construir un gobierno civil en Afganistán; (ii) el plan de reconstrucción no fue diseñado para la realidad del país; (iii) no se redujeron los cultivos de amapola; (iv) se derrocharon más de 2 billones de dólares (2 trillones USD) para este esfuerzo; y (v) 2,300 soldados estadounidenses murieron. Estas son sólo algunas anotaciones que hice de esta magistral conferencia.

Este trágico resultado deriva de una serie de terribles decisiones tomadas por una clase política y militar arrogante, auspiciados por compañías oportunistas. El asunto es que una mala decisión llevó a muchas otras, hundiendo cada vez más el problema, hasta que se volvió irreversible. Nunca hubo incentivos para enmendar la situación, esto implicaba admitir que: i) el aparato militar había errado y ii) fue un gran negocio para muchos.

El retorno del Talibán manda muchas señales en geopolítica. Primera, Afganistán ya no está en los intereses de EUA. Segunda, EUA sigue retrocediendo en su rol de policía mundial. Tercera, China tiene interés en llenar ese vacío. Cuarta, con un EUA indispuesto, China puede plantearse su proyecto supremo de recuperar Taiwán. Tiempos de cambios.

*El autor es abogado y maestro en administración y políticas públicas.

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