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Juan Ignacio Guajardo Araiza

Somos lo que hacemos

Por Francisco J. Fiorentini Cañedo

Lo conocí en el año de 1998 cuando junto con Maricela, su esposa, y un entusiasta grupo de parejas mexicalenses dieron vida al mejor patronato DARE que ha existido, tanto, que ese impulso fue el necesario para que desde Mexicali este programa fuera conocido a nivel nacional; así es, cuando Juan Ignacio hace suya una causa lo hace con la convicción que da la fuerza de la tenacidad, es una de esas personas que hacen que las cosas sucedan.

Juan Ignacio es un jugador de equipo con un sentido de la ética y de la moral que contagia a todos los que tenemos el gusto de conocerle, su participación en las causas lo hacen ser el hilo conductor de las causas en las que participa; así se trate del CETYS, de tener siempre una bandera monumental ondeando en lo alto de nuestro cielo, o asumir la responsabilidad social de la empresa, no solo con quienes la conforman sino con la ciudad y sus habitantes. Es un apasionado de la jardinería y de la vida al aire libre, ahora en esta nueva etapa de su vida ha encontrado en el golf la combinación perfecta de ambas.

Es una de esas personas en las que la claridad de medios y fines es tal que su ética personal es siempre moralmente la correcta, de la sentencia bíblica que marca que hay que devolver más denarios de los que recibimos, es por ello que tiene un sentido muy humano del deber; triste es el contraste cuando se percibe como la sociedad hoy demanda más derechos que obligaciones y con ello dejamos de responsabilizarnos en un esfuerzo colectivo por lograr una sociedad más justa y con mayor equidad.

La vida es una sucesiva cadena de coincidencias que nos hacen ser lo que somos, por eso los que hemos tenido la oportunidad de coincidir con su persona celebramos esta coincidencia con la certeza que, por ello en cierta parte somos mejores personas; yo le agradezco a la vida el haber tenido la oportunidad de coincidir con él en mi camino. Le agradezco su mejor sonrisa, su sentido del deber, pero sobre todo sus abrazos largos, cálidos y sentidos.

Admiro su coraje de decirse todos los días, desde hace ya poco más de diez años, frente al espejo que sólo por hoy vale la pena y con ello seguir procurando la construcción de un mejor Mexicali para todos.

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