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Ganaremos la victoria contra la epidemia

Desde la primera trinchera contra el brote de COVID-19, China ha asumido su responsabilidad ante su pueblo y ha hecho lo propio para la salud pública mundial. 

Desde la primera trinchera contra el brote de COVID-19, China ha asumido su responsabilidad ante su pueblo y ha hecho lo propio para la salud pública mundial. A través de las medidas más contundentes y exhaustivas, China ha hecho todo lo posible para frenar la diseminación del virus a escala global.

La epidemia de COVID-19 constituye una grave amenaza a la vida, la seguridad y la salud física del pueblo chino, y un enorme desafío a la seguridad internacional en materia de salud pública.

El gobierno chino da la máxima prioridad a salvaguardar la vida y la salud de las personas. Frente a las duras pruebas, el pueblo chino, bajo el firme liderazgo del Comité Central del PCCh con el camarada Xi Jinping como núcleo, ha desatado una batalla unánime y solidaria contra la epidemia: instalamos a primera hora el mecanismo interinstitucional de control, con el que 31 Provincias, Regiones Autónomas y Ciudades Directamente Subordinadas al Gobierno Central activaron la alarma de categoría I de emergencia de salud pública excepcionalmente grave.

Decenas de miles de médicos y enfermeros del resto del país acudieron a Hubei y se transportan numerosos materiales médicos y de vida hacia dicha provincia de manera rápida y bien organizada, dejando entrever con muestras vivas la ventaja inherente del socialismo con peculiaridades chinas de poder “aglutinar esfuerzos para culminar importantes proyectos”.

Carrera contra el tiempo, lucha contra el virus. En la prevención y el control de la epidemia, la fuerza, la eficiencia y la velocidad de China son ampliamente elogiadas, dejando plena constancia de la ventaja institucional de la gobernanza china.

China establece un ejemplo para mejorar la gobernanza global de la salud pública y ha ofrecido una pauta de lucha contra la epidemia, aportando útiles experiencias y referencias a la comunidad internacional en momento de responder una crisis de enfermedades contagiosas y para fomentar la gobernanza global en materia de salud pública.

El virus no conoce fronteras. Ante la crisis, la humanidad es la comunidad de futuro compartido. La epidemia es un reto común que todos los pueblos están enfrentando. Todo ello ha desembocado en un amplio consenso de la comunidad internacional para hacer frente a la adversidad común y combatir la epidemia de manera colectiva, convenciendo de que la confianza y fortalecer la solidaridad es el arma más potente contra la epidemia.

Desde el estallido del brote, la parte china otorga suma importancia a la cooperación sanitaria internacional y mediante los principios de apertura y transparencia, ha informado oportunamente a las diversas partes sobre el brote, compartido la secuencia genética del virus, desplegado una estrecha cooperación con la OMS, los países circundantes y otros países pertinentes e invitando a los expertos internacionales a acompañarnos en este gran esfuerzo.

El Embajador chino en México Excmo. Sr. Zhu Qingqiao publicó artículos en periódicos mexicanos, la Embajada China ofreció reuniones informativas. He mantenido estrecha consulta y coordinación con Alonso Pérez Rico y Enrique Grajeda Herrera, Secretarios de Salud Pública de Baja California y de Chihuahua.

Todos estos esfuerzos han ayudado a la sociedad mexicana y la comunidad internacional a conocer mejor la batalla del pueblo chino contra esta epidemia y consolidar su confianza en las perspectivas de la economía china.

Es una opinión compartida de la comunidad internacional que el pueblo chino ha protagonizado una aportación fundamental a la contención del brote, mientras el trabajo de la parte china no sólo da cuenta de su actitud altamente responsable por la vida y salud de su propio pueblo, sino que también sirve como un gran respaldo al cometido de prevenir y controlar las enfermedades en todo nuestro planeta.

* El autor es cónsul general de China en Tijuana

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