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El sastre del Presidente

Qué difícil es ser escolta del Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, no porque el trabajo lo sea, lo que pasa es que el Presidente no se cuida ni solo.

Qué difícil es ser escolta del Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, no porque el trabajo lo sea, lo que pasa es que el Presidente no se cuida ni solo.

“Para un escolta su tumba es anónima, pero su hazaña inmortal; los médicos ofrecen su habilidad para curar; los arquitectos su visión para construir; los maestros ofrecen su conocimiento para enseñar; el escolta ofrece lo más humilde que posee, su integridad física para proteger a su funcionario”. Pero qué pasa si el funcionario al que se debe de cuidar no acepta la escolta, no le hace caso a su protector, rompe los protocolos, se transporta en vuelos comerciales, se baja del vehículo y se expone a las multitudes, quiere caminar entre la muchedumbre y quiere socializar: abrazando, saludando incluso besar a las personas; esto complica toda actividad de seguridad.

Los escoltas protegen a personas, como políticos. Evalúan y tratan de minimizar el riesgo de que sus clientes o sus pertenencias y propiedades sean agredidos o dañados, y se encargan de que nadie se acerque o lo molesten en sus hogares, en lugares públicos o durante sus viajes. En última instancia, tienen que hacer frente a cualquier conflicto o peligro que se produzca.

Los escoltas del presidente deben seguirlo mientras este realiza sus actividades diarias, también lo protegen en su hogar y en función de los riesgos a los que se enfrenten en cada caso. Sus tareas deben incluir: evaluación y minimización de los riesgos, planificación de rutas, comprobación de los lugares, velar y estar alerta ante el peligro, tratar conflictos.

Cuando los escoltas visitan con anticipación un lugar donde el presidente quiere acudir, comprueban la seguridad, los accesos y salidas y, a veces, rastrean la zona en busca de posibles dispositivos de escucha o explosivos. Dichos lugares podrían ser salas de conferencia o habitaciones de hotel, por ejemplo; cabe resaltar que esa actividad anteriormente la realizaba personal de Guardias Presidenciales.

Cuando llegan a su destino, los escoltas deben permanecer cerca, observando cuidadosamente el entorno para detectar signos de peligro, de ataque o amenaza para la seguridad de su cliente.

Otra actividad primordial que deben prever los escoltas, es conocer al personal cercano al Presidente Andrés Manuel, como el personal de servicio: su peluquero, cocinero, bolero, quien hace el quehacer en casa, sin faltar su “sastre”; la traición de cualquiera de estos personajes entre muchos otros puede terminar en tragedia. Por ello es que se guarda en el anonimato estas personas, para que nadie busque un acercamiento por su conducto.

Recientemente en una conferencia de prensa, al dar un informe detallado de los avance de sus 100 compromisos, el titular del Ejecutivo federal afirmó entre otras cosas “Yo me mando a hacer... tengo un buen sastre es de Ecatepec, de primera, ya para que se sepa”, cuando los escoltas lo que quisieran es que no se sepa.

Desde su campaña siempre he visto muy mal que el presidente de México desdeña su propia seguridad, pero los demás que culpa tienen.

*El autor es Coordinador del Área Pericial del Instituto INJUS.

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