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El riesgo del agua en BC

El mayor reto para las próximas generaciones es sin duda el agua, y eso no excluye, por supuesto, a Baja California, que sólo tiene una fuente de la misma: el río Colorado.

El mayor reto para las próximas generaciones es sin duda el agua, y eso no excluye, por supuesto, a Baja California, que sólo tiene una fuente de la misma: el río Colorado. Que el agua del río llegue a la Zona Costa del estado, es decir, a los municipios de Tecate, Tijuana, Playas de Rosarito, Ensenada y San Quintín, depende de diversos factores.

Y no son pocos factores. Hay acuerdos binacionales entre México y Estados Unidos que establecen los términos en que el agua del río Colorado, que procede de las Montañas Rocallosas, cruce a México por Mexicali, y eso está sujeto a ciertas condiciones en la presa Hoover, en Nevada. Una vez que el agua entra a México, debe ser almacenada en la presa Morelos para luego ser conducida a una planta de bombeo que la conducirá al Acueducto Río Colorado Sonora.

Ese acueducto requiere electricidad, y debe haber disponibilidad presupuestal para pagarla, conducir el agua hasta una presa en Tecate y hacia la presa El Carrizo en Tijuana, para luego suministrar una ciudad de casi dos millones de habitantes y que alcance para Playas de Rosarito, Ensenada y San Quintín no es para nada sencillo.

Como vemos, poder abrir la llave en nuestros hogares de la Zona Costa es producto de una verdadera hazaña de la infraestructura que pende de una anomalía para no ocurrir. Las alarmas se encendieron luego de que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas emitiera lo que tal vez es el informe más concluyente del tema en la historia.

Ese informe nos dice algo elemental. La sequía va continuar, el río está en riesgo, y se requieren políticas integrales desde el gobierno de México y el gobierno del estado para poder resolver los asuntos que implican desde la llegada del líquido al estado desde Los Algodones, Mexicali, hasta el sur profundo de la entidad.

Se quiere un organismo que administre el acueducto a cargo de las autoridades del estado, que se coordine con mecanismos para no arriesgar el flujo del río, que establezca volúmenes de agua para las comunidades y que al mismo tiempo vaya buscando nuevas fuentes de agua, resonando entre éstas la desalinización del agua marina.

El escenario ya es de por sí bastante complejo, como resulta evidente con lo que acabamos de explicar, por eso municipalizar los organismos operadores y someterlos a criterios de alcaldes, que bien pueden caer en politizar el tema, resulta en riesgo. El flujo del agua es estatal y no corresponde a ningún municipio, por lo que el control estatal es elemental para garantizar el servicio en las comunidades.

Más allá de eso se requieren políticas públicas destinadas a ahorrar el agua, exhortos del estado a la federación para mantener un autentico diálogo hídrico binacional en beneficio de Baja California, así como concientizar a la población sobre la enorme relevancia que reviste el asunto para la salud, el bienestar y la sobrevivencia de las próximas generaciones.

Cabe señalar que otro punto importante analizar es el PB Booster, maquinaria colocada junto a la presa El Carrizo, en Tijuana, para aumentar el flujo de salida de la presa rumbo a la planta potabilizadora El Florido, lo que técnicamente consigue evitar los tandeos en el servicio durante el presente verano. Sin embargo, expertos señalan que aumentar el margen de salida de la presa de manera extendida arriesga verdaderamente sus volúmenes y nos pueden llevar a un auténtico déficit -mayor a lo visto antes- el próximo año. Hay varios temas para analizar.

*- El autor es periodista con 25 años de carrera, ha encabezado noticieros en la televisión internacional; ganó el premio Nacional de Periodismo y ha sido académico, además dirige la página www.alfredoalvarez.mx.

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