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El fantasma del voto cruzado

Durante estas elecciones en Baja California se está dando la aparición de varios tipos de votos, entre los que sobresale el llamado “voto cruzado” y el voto útil que de alguna manera están emparentados.

Durante estas elecciones en Baja California se está dando la aparición de varios tipos de votos, entre los que sobresale el llamado “voto cruzado” y el voto útil que de alguna manera están emparentados. Hay otros más como el “voto de castigo”, además de la abstención activa y la pasiva que se mantiene acechante.

El objetivo principal de aquellos electores que van a votar de manera cruzada, o que están convocando a este tipo de voto, es impedir que un partido político, en este caso Morena, arrase con todos los cargos en juego o que gane todos los distritos en la elección de diputados federales, buscando que la próxima Cámara de Diputados mantenga un mejor equilibrio de poder.

La misma lógica opera a nivel local. El voto cruzado significa votar de manera diferenciada, combinando varios partidos o varios candidatos y no por la misma fórmula como lo hacen muchos votantes. Con el voto cruzado se puede votar por un candidato a gobernador de un determinado partido y al mismo tiempo votar por un alcalde o un diputado que pertenezca a otro.

El objetivo del voto cruzado no es promover a alguien en particular, un partido o un candidato, sino el de impedir que el partido en el gobierno se lleve “carro completo”, por lo que para alcanzar este objetivo se vota por lo general por el candidato o el partido mejor colocado y con posibilidades de ganarle al partido en el gobierno.

Es evidente que bajo estas condiciones, el voto cruzado o diferenciado se da sólo entre los sectores mejor informados y activos políticamente, y que no necesariamente están identificados con algún partido político. Lo que buscan es evitar que un mal gobierno concentre todo el poder, como es el caso de Morena en la entidad.

El voto útil tiene un objetivo parecido, pero su especificidad es que intenta fijar la atención en aquel candidato o partido que tiene posibilidades reales de ganarle al partido en el gobierno, al margen que se identifique con él o no. No se vota por cualquiera, sino por aquel candidato o partido que puede crecer o está cerca del candidato del gobierno. El voto útil es un voto estratégico y proviene casi siempre de votantes activos y con mejor información.

Quizás el ejemplo más claro de voto útil, y cruzado también, es el que se está dando en Tijuana en donde, hasta donde se puede apreciar, hay electores que piensan votar por Jorge Hank para gobernador (postulado por el PES) y por Jorge Ramos para la alcaldía (postulado por la alianza de partidos opositores). No es por simpatía política, sino sencillamente porque son los candidatos que desde la percepción de estos electores pueden ganarle a los de Morena.

Hay gente o partidos políticos que se oponen al voto cruzado y al voto útil, como el PAN por ejemplo, pero no entienden que es una expresión de la madurez y la conciencia cívica de algunos ciudadanos que no se sienten identificados con ningún partido político y que buscan participar en esta decisión. La otra opción sería el abstencionismo.

¿De qué tamaño es el electorado que va a votar así? Es difícil saberlo, pero es probable que en ciudades como Tijuana alcance entre el 15 o el 20 por ciento, que puede ser decisivo si la elección tiende a cerrarse entre Morena y Ramos. Lo mismo para el caso de Hank, aunque aquí no está claro que la elección para la gubernatura vaya a cerrarse tan estrechamente, como se dice. Las encuestas serias no indican eso.

La característica de la elección en BC es que sí hay un gran descontento con los gobiernos de Morera, con el estilo autoritario e imprudente de Bonilla, con la mediocridad de sus alcaldes y con el servilismo de sus diputados locales, o con la marginalidad de sus diputados federales, con su falta de resultados ante los enormes problemas de la entidad, pero, como contraparte de esta realidad, no hay opciones electorales sólidas y creíbles.

De manera cruda ahí está el caso de la candidata de Morena a la alcaldía de Tijuana, Monserrat Caballero, cuya trayectoria fundamental se reduce a haber seguido las órdenes de Bonilla en el congreso estatal, desde aprobar la tristemente Ley Bonilla hasta todas las iniciativas que surgieron del poder ejecutivo.

Para una ciudad con la complejidad de Tijuana, con sus ingentes problemas como la violencia y la inseguridad que la tienen paralizada, con sus monstruosos problemas de tráfico y de ineficiencia en los servicios públicos, Morena pone de candidata a una jovencita que sólo sabe acatar las órdenes del gobernador. Lo mismo en Playas de Rosarito, en Ensenada, etcétera.

El malestar es enorme contra Morena, pero faltan alternativas. El voto útil o el voto cruzado que está irrumpiendo es una expresión de esto. Son electores que no quieren ser arrastrados por el naufragio que implica esta elección.

*El autor es analista político.

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