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Dos novelas entre la frontera y la historia

Desde 1995 he sido novelista. Empecé publicando con la editorial Planeta una novela policiaca, Mezquite Road, que fue el inicio de la saga detectivesca de Miguel Ángel Morgado que sigue hasta la fecha.

Desde 1995 he sido novelista. Empecé publicando con la editorial Planeta una novela policiaca, Mezquite Road, que fue el inicio de la saga detectivesca de Miguel Ángel Morgado que sigue hasta la fecha. Entre finales de 2021 y principios de 2022 salieron dos novelas nuevas de mi autoría: La frontera es un arma caliente, publicada por la editorial Suburbano con sede en Miami, Florida, y El país de las hormigas rojas, publicada por la UABC y la editorial mexicana Lectorum. La primera, como su nombre lo indica, es una novela de frontera, llena de crímenes por resolver.

La frontera es un arma caliente es una narrativa que tiene como personaje principal al comandante Lázaro Duarte, un oficial de la ley que muestra, en todo lo que hace, las contradicciones más visibles del orden imperante, sus violencias más hirientes. En mi caso, como escritor, siempre he visto que son los personajes los que nos invocan y no al revés. Son ellos los que nos presionan a que contemos sus historias, a que demos espacio a lo que son, a lo que piensan, a lo que sienten. Lázaro es un policía que ha aprendido a sobrevivir en un acuario lleno de tiburones. Sabe cumplir con su deber y a la vez sabe cubrirse las espaldas. En esta novela, sin embargo, su sentido de la verdad choca con las órdenes de sus superiores y eso lo lleva al ostracismo, a ser enviado a Los Algodones, un pueblito fronterizo de poca monta donde debe resolver casos aparentemente insignificantes, lo que es un castigo administrativo se convierte en una oportunidad para ejercer sus atributos detectivescos para solucionar toda clase de crímenes.

Y los crímenes a los que se enfrenta en realidad tienen un común denominador: sólo son posibles en ese espacio fronterizo que existe entre México y los Estados Unidos. La frontera es un arma caliente funciona como una cadena de casos policiacos, pero también carga con la visión de la frontera como un western del siglo XXI. He aquí, en esta High Noon contemporáneo, que Lázaro representa al agente de la ley que debe indagar tanto en asesinatos de residentes extranjeros como en sets de películas que se están filmando, pasando por soldados estadounidenses en plan de tiradores compulsivos y el contrabando humano a escala industrial.

Por otra parte, la segunda novela, El país de las hormigas rojas, está escrita bajo el concepto de que la historia no siempre cuenta lo importante, lo trascendente. A veces el mundo cambia por lo que sucede en algún lugar remoto, desconocido, periférico. Eso fue lo que pasó en el verano de 1781, en las inmediaciones del río Colorado, cuando la tribu de los yumas, los integrantes del país de las hormigas rojas, los hijos del desierto norteamericano, se rebelaron contra los soldados, colonos y misioneros occidentales. Esta rebelión indígena detuvo para siempre la expansión militar del imperio español en esta parte del continente americano y cambió el curso de la historia.

El país de las hormigas rojas, mi más reciente novela, es una historia épica que vuelve la mirada a ese tiempo de penurias, confrontaciones y luchas terribles entre los indios que defendían sus usos y costumbres y los españoles que querían consolidar su presencia a como diera lugar, que pensaron que los pueblos que vivían a orillas del río Colorado eran salvajes que acatarían sus órdenes y aceptarían sus abusos sin rechistar.

El propósito de esta novela histórica es iluminar la figura de un hombre entre dos mundos, de un indio llamado por su tribu Olleyquotequiebe y por los occidentales, Salvador Palma, el jefe que se rebeló para que su pueblo siguiera existiendo; de Francisco Garcés, el misionero franciscano que buscaba una colonización pacífica en un territorio árido, inhóspito; y de Fernando de Rivera y Moncada y Santiago Islas, soldados veteranos que trataron de conquistar a los yumas y enfrentaron su furia implacable.

Estamos ante un escenario de epopeya: el del gran desierto de Arizona-Sonora-California. Estamos ante un momento de la historia donde lo periférico se vuelve central para entender nuestra evolución comunitaria, las cegueras del poder en turno. Dos novelas que pongo a consideración de los lectores. Una habla de la Baja California en que hoy vivimos. La otra recuerda la Baja California que alguna vez fuimos. En ambas está presente el destino de nuestra entidad, la modernidad y sus desafectos, el progreso y sus consecuencias sangrientas. Son lecciones que no podemos olvidar.

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