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Crisis universitaria y liderazgos

Syracuse University, donde actualmente curso mi maestría, está en crisis.

Syracuse University, donde actualmente curso mi maestría, está en crisis. Hace un par de semanas comenzaron a reportarse crímenes de odio a lo largo del campus. Los ataques incluyen manifestos supremacistas, grafitis ofensivos e insultos raciales en contra de estudiantes afroamericanos, judíos y asiáticos. En consecuencia, las movilizaciones estudiantiles fueron escalando día tras día, se expidió un pliego petitorio con demandas concretas y se ocupó el recién inaugurado centro de salud.

En parte la crisis se agravó dada la pésima comunicación por parte de rectoría de la universidad. Cada mensaje que emitían lejos de tranquilizar, creaba un sentimiento de lejanía con el estudiantado. El grupo de protesta llegó a pedir la renuncia del mismo rector.

No fue sino hasta el séptimo día de la crisis que el rector sostuvo un foro abierto frente a miles de asistentes incluyendo estudiantes, docentes y empleados de la universidad. Representantes de ambos lados tuvieron oportunidad de expresar sus puntos de vistas. El tema central fue la subcultura de racismo e intolerancia que persiste en la universidad. Al final, el grupo de protesta pedía al rector la firma del pliego petitorio. El rector dando argumentos legalistas se negó. Los estudiantes se levantaron y volvieron a tomar el centro de salud toda la noche.

Al inicio del octavo día, el rector acordó la firma del pliego petitorio con ciertas reservas. En lo general, se acordó que la universidad llevaría a cabo numerosos cambios en su sistema para combatir el racismo y promover la diversidad tanto en sus planes de estudios como en su proceso de contratación.

En México, las crisis estudiantiles no nos son ajenas. Cada cierto tiempo estallan por diversas razones. En nuestro estado, la UABC se enfrenta a una crisis de carácter presupuestal por malos manejos y corrupción del anterior gobierno del estado. Sin embargo, en esta ocasión, es pertinente analizar el tema del liderazgo en tiempos de crisis.

El desenlace de toda crisis puede ser atribuido a liderazgos buenos y malos. El buen líder tiene capacidad de unir y responder. El mal líder divide y no responde. En el caso de mi universidad, el rector falló en unir y responder. Su actuar se interpretó como lejano y poco empático con las causas estudiantiles.

En la era de la comunicación instantánea, cualquier mensaje mal dado se malinterpreta y queda para la posteridad. Todo líder debe entender cómo comunicar en cada contexto. Debe saber leer a su público. Francamente, creo que la mitad de la crisis pudo haberse ahorrado si el rector tuviese mayores habilidades comunicativas.

Por otro lado, un líder debe tener la capacidad y voluntad de responder. Para cada acción, debe haber una reacción. Un líder debe tener los recursos para dar respuestas que den certidumbre de manera pronta y oportuna. El tiempo en toda crisis es crucial. Si no se comunica o se da respuesta a tiempo, la crisis seguirá escalando hasta tener consecuencias devastadoras.

De toda crisis pueden emerger buenos o malos liderazgos. En México, padecemos interminables crisis y pocos liderazgos. Desafortunadamente, nuestra clase política se dedica a dividir y no responder.

*- El autor es abogado y estudiante del programa Atlantis en Syracuse University/Hertie School of Governance.

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