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Cohesionados o amolados

Siempre se ha hablado de que hay que trabajar para que las sociedades o comunidades sean más unidas, solidarias y cohesionadas.

Siempre se ha hablado de que hay que trabajar para que las sociedades o comunidades sean más unidas, solidarias y cohesionadas. Para lograr eso, se tiene que poner atención en las actitudes, creencias y los valores que compartimos dentro de las sociedades, o dentro de las relaciones entre las personas.

Para estar todos bien y en sintonía, se habla de la cohesión social, que se genera a partir de la conciencia colectiva y la solidaridad que, a su vez, surgen de los valores, normas, sentimientos e ideas compartidos por sus miembros. En sociedad, para que haya cohesión social, se requieren lazos fuertes. Estos lazos crean obligaciones al individuo y contienen el egoísmo. Pero en el transcurso de la historia de las naciones y de los individuos, hemos visto que no todo mundo piensa así. Hay gente conflictiva que se dedica a hacer daño. Hoy en día lo vemos en las redes sociales en donde mucha gente solo habla de violencia o la provoca, por política, por odio o simplemente por joder.

La cohesión social depende no sólo de normas y valores que se comparten, sino también de la manera en la que están distribuidos los bienes en la sociedad. Bajo su lógica, las sociedades con grandes desigualdades económicas no pueden lograr la cohesión social.

La cohesión social es “la capacidad de una sociedad democrática para absorber el cambio y el conflicto social mediante una estructura legítima de distribución de recursos

materiales y simbólicos, tanto a nivel socioeconómico, sociopolítico, y sociocultural, a través de la acción combinada de los mecanismos de asignación del Estado, del mercado, de la sociedad civil, de la familia y de otras redes comunitarias” Hoy consideramos que, además de los valores y la igualdad económica, la cohesión social incluye también la participación en la cultura y en las decisiones públicas. Abarca diversos planos como lo político, lo económico, lo social y lo cultural y, por tanto, para entenderla no es posible reducirla sólo a uno de esos ámbitos. Todo esto asegura el bienestar de todos sus miembros, incluyendo el acceso equitativo a los recursos disponibles, el respeto por la dignidad humana, la diversidad, la autonomía personal y colectiva, la participación responsable y la reducción de las disparidades sociales y económicas con el objeto de evitar la polarización”.

Sin las condiciones adecuadas que permiten a las personas llevar una vida digna, realizar su autonomía y participar activamente en la sociedad, las relaciones y sensación de pertenencia son imposibles. En otras palabras, la cohesión social es sentirse parte de una comunidad, aceptar las reglas que la rigen y valorarla como algo importante. Y si se valora en términos generales a ese todo, entonces el individuo se siente cómodo, solidario, empático y corresponsable con lo que le pasa a la gente de esa sociedad.

No se puede conseguir que se cumplan los proyectos colectivos cuando estamos todos peleados o cuando cada uno jala para su lado. Es mucho más sencillo si confiamos unos en otros, si nos ayudamos. Si somos solidarios.

* El autor es asesor administrativo, presidente de Tijuana Opina y coordinador de Tijuana en Movimiento

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