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Ciudad

Durante milenios el hombre llevó una existencia itinerante, dedicándose a la caza o la recolección y viviendo en pequeños grupos, repartidos sobre amplios territorios.

Durante milenios el hombre llevó una existencia itinerante, dedicándose a la caza o la recolección y viviendo en pequeños grupos, repartidos sobre amplios territorios.

En el neolítico, con el desarrollo de la agricultura empezaron a constituirse aldeas más estables y también más pobladas, aunque sin pasar todo lo más de algunos centenares de habitantes.

Fue únicamente en torno al año 3,000 a.C. cuando aparecieron los primeros núcleos de población a los que podemos dar el nombre de ciudad. Desde entonces la «revolución urbana» no dejó de extenderse, cambiando por entero el curso de la historia de la humanidad.

Gracias a las condiciones naturales de la región, desde hacía tiempo había florecido allí la actividad agrícola y manufacturera, aprovechando a la vez una serie de innovaciones técnicas fundamentales, como el arado de sembradera, el torno de alfarero, la rueda o la vela.

La construcción de una red de canales favoreció asimismo la agricultura y el comercio, mientras que la invención de la escritura permitió una mejor contabilidad de las transacciones económicas.

Dentro de cada grupo humano se acentuó la división del trabajo, para atender a las nuevas demandas de una economía en expansión. Fue esta suma de transformaciones la que cuajó en la aparición de las primeras ciudades.

Los historiadores siguen discutiendo sobre el papel que tuvieron en ello los sumerios, y sobre si éstos fueron un pueblo invasor o bien natural de la misma región.

A partir de ese momento, las zonas mejor dotadas para la agricultura progresarán rápidamente, mientras otras permanecerán estancadas o evolucionarán lentamente, produciéndose una diversificación de culturas con estructuras muy distintas y distanciadas.

Uno de los principales rasgos diferenciales será el decisivo cambio experimentado con el tránsito de las pequeñas comunidades campesinas a las primeras ciudades, donde se activará la especialización en el trabajo, que a su vez intensificará y complejizará las relaciones humanas de todo tipo.

Es entonces cuando se inicia el proceso hacia una civilización urbana con existencia de nuevas instituciones y pautas sociales que hicieran posibles esta forma de vida. Aparece la estratificación social, ciudades-estado con una base territorial que ejerce una autoridad política y militar mediante instituciones apropiadas y mediante un código jurídico.

El aprovechamiento del excedente agrario en el pago de tributos que permitían mantener una serie de cargos dedicados a la organización de la sociedad, la aparición de una amplia división del trabajo con numerosos artesanos que convertirían a la ciudad en un centro mercantil y manufacturero para el territorio que la rodea.

Mexicali está próxima a cumplir 117 años de ser fundada como ciudad, una ciudad que fue perfectamente diseñada y trazada con amplias vialidades con una verdadera planeación.

El gobernador Esteban Cantú decide en 1915 cambiar la capital del estado de Ensenada a Mexicali, situación que ha prevalecido hasta la fecha.

La ciudad tiene sus años de auge en los años 20, con la construcción de la Avenida Madero pavimentada y con alumbrado público, la Avenida Independencia (hoy Álvaro Obregón), el Puente Blanco (hoy Leyes de Reforma), los edificios de la Cervecería de Mexicali, la Cervecería Azteca, la Logia Masónica China, el Palacio de Gobierno, la Garita Mexicana, el edificio de la Colorado River Land, el Hotel Central, la Plaza de Toros, el Hotel Carrillo, la Escuela Leona Vicario, el Palacio, la Biblioteca, el Teatro y el Mercado municipal.

¿Es posible volver a esos años de auge? Por supuesto que sí, solo es necesaria la participación de todos los habitantes de esta Ciudad, nuestra Ciudad es la capital del Estado y debe lucir como tal.

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