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‘Asesino solitario’

Qué lamentable que tengamos que hablar sobre el asesino del candidato a la presidencia Luis Donaldo Colosio.

Qué lamentable que tengamos que hablar sobre el asesino del candidato a la presidencia Luis Donaldo Colosio. Vuelve a estar en primera plana ya que extrañas fuerzas movieron su caso hacia la atención a su tortura y derechos humanos. Yo no dudo haya padecido tortura, era otro México, y mató a la figura más importante del país. AMLO le dijo que si tenía algo sustancial y distinto que declarar respecto a la autoría, lo protegería. A mí me parece una buena salida a un dilema que acompañará a la historia de este país ¿Quién mató a Colosio?

Sé que mi posición de un asesino solitario genera sospechosísmo, desde que sucedió elaboré un estudio del caso, hablé con un par de colegas amigos que tuvieron el encargo de entrevistarse con Aburto, me lo publicó, creo, en 1995, el periódico Excelsior y he tenido el acuerdo de colegas, como el de un viejo amigo, nuestro representante en la ONU, doctor Juan Ramón de la Fuente. Al dar argumentos sobre el hecho de que se trataba de un asesino solitario, tuve muchas críticas, pero sin solidez.

Mis escritos y charlas sobre el tema se centran en el hecho de que no puede entrenarse a un asesino así. Un magnicidio es el asesinato de una figura muy importante para los ciudadanos. Recuerdo el de Lennon, un asesino solitario que dentro de una psicosis deliró que debería matarlo. El asesino se queda allí, no le importa ser atrapado. Está consumado lo que rumió en su cabeza. Es un asesino víctima de sus propios delirios. Los delirios desaparecieron y es un asesino confeso y a la vista de todos.

Algo parecido le sucedió al asesino de Colosio, sabemos claramente que tenía un origen humilde económica y culturalmente, imposible que tuviera adiestramiento profesional. El magnicidio de Trotski es un perfecto ejemplo de profesionalismo, era el hombre más amenazado de muerte del planeta y recibía refugio en México. Stalin personalmente dirigió a un agente del servicio de seguridad soviético, se hizo pasar por otra persona, se encargó de entablar amistad con Trotski y esperó pacientemente el día en que pudo colar a la casa de Trotski un piolet, se colocó tras su espalda y se lo hundió en el cráneo. Sabía que lo detendrían, pero tenía su coartada.

Años le llevó al gran maestro doctor Alfonso Quiroz Cuarón mediante numerosos juegos de cartas y ajedrez con el asesino, escuchar en sus dichos y comentarios su verdadera identidad. Mario Aburto Martínez no podría tener la capacidad de ocultar algo distinto a lo que sabemos y ha declarado. La impotencia generó las más disparatadas hipótesis. Muchos fueron señalados sospechosos y víctimas de acoso. Culpable fue la deficiente seguridad, el desorden.

* El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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