Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

“3 mil hits”

Hace poco más de un año en Mexicali durante el día inaugural de la temporada 2019-20 de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), me encontré con una leyenda de nuestra pelota previo al duelo que se desarrolló en el estadio que ahora llaman Farmacias Santa Mónica, pero que todos conocemos como “El Nido de los Águilas”.

Hace poco más de un año en Mexicali durante el día inaugural de la temporada 2019-20 de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), me encontré con una leyenda de nuestra pelota previo al duelo que se desarrolló en el estadio que ahora llaman Farmacias Santa Mónica, pero que todos conocemos como “El Nido de los Águilas”.

Llegué muy temprano –casi a barrer- para preparar entrevistas tanto de peloteros del equipo “cachanilla” como del rival que creo que en esa ocasión fue Sultanes de Monterrey. Terminé mi trabajo y con más de una hora para el arranque de la ceremonia de apertura, elegí pasar al área de comida para estar listo y con panza llena.

Decidí que fueran tacos de barbacoa en un puesto llamado “Lucky Seven” que fue propiedad de mi amigo Salvador Corpus, quien por cierto, por algunos años fue el jefe de prensa de Algodoneros de Unión Laguna, así que en confianza di cuenta de una deliciosa orden.

Justo cuando me aprestaba a retirarme –luego de pagar- me percaté que en una de las mesas de plástico se encontraba sentado nada más y nada menos que Jesús Sommers, a quien yo había entrevistado unos meses atrás cuando fue a Tijuana dirigiendo a Tigres de Quintana Roo. Recuerdo que esa entrevista fue de las más difíciles de la que yo tengo memoria, ya que el buen “Chucho” es muy complicado cuando se trata de hablar con los medios de comunicación.

En aquella ocasión le dije:

“Buenas tardes, Jesús, en varias ocasiones que te he encontrado te he solicitado una entrevista y no he tenido suerte; discúlpame pero es mi trabajo y tengo que volver a intentarlo quizá hoy es mi día de suerte”.

Con su cigarrito en la mano apenas me vio.

“Pues hoy tampoco es tu día de suerte” me dijo. “Vente mañana”.

Y así fue.

Al día siguiente llegué primero que los mismos Tigres y lo esperé pacientemente.

A su arribo no vaciló mucho y se dijo listo para la sesión de preguntas.

En mi carrera de casi 20 años en los medios de comunicación he realizado muchísimas entrevistas pero, además de una con el ex Alcalde de Tijuana, Jorge Hank Rhon y otra negada con Erubiel Durazo, no recuerdo una tan pesada, espesa y complicada como esa con Jesús Sommers, ya que su personalidad es muy difícil y tuve que ser muy cuidadoso con él durante los diez minutos de tensa charla.

Pues bien, de regreso a Mexicali me lo encontré sentado fumando.

Estaba sólo en una mesa en la zona de comida del estadio previo al duelo inaugural de los “emplumados”.

El “Guapetón”, como le dicen algunos de sus amigos, sólo cargaba una bolsita tipo “cangurera” y su celular.

Al verlo me llamó mucho la atención que mientras descansaba en esa silla, a un metro de él circulaba un río de gente de ancho caudal que buscaba los accesos para ingresar al área de butacas del inmueble de la capital de Baja California.

Niños, jóvenes y adultos portando en su mayoría los colores de los Águilas, circulaban y casi lo rozaban en su andar, sin embargo, ninguno atinó a saludarlo, ni siquiera a reconocerlo.

¿Usted cree que si Pete Rose se sentara en un estadio previo a una inauguración pasaría desapercibido?

Por supuesto que no.

No exagero cuando comparó a Rose con Sommers, ya que, guardando proporciones, el sonorense es el líder histórico de hits en la LMB con 3 mil 4, una cifra que, al igual que la de Rose, nadie va a alcanzar.

“Y eso que no me anotaron varios hits, pero así lo dejamos en 3,004”, me dijo cuando me acerqué a platicar con él en Mexicali.

Ya sin cámaras y micrófonos, Sommers López es muy diferente.

Se acordó de mí y de la entrevista que le había realizado y me invitó a compartir mesa con él. Llevamos una charla de unos quince minutos y platicamos un poco de su carrera y de su trabajo como manejador de Piratas de Campeche, equipo al que dirigió en 2019.

Fue quizá una media hora la que Sommers estuvo sentado ahí y no hubo nadie que le reconociera y eso me dejó un amargo sabor de boca.

Parte de ese olvido es culpa de nosotros los medios de comunicación que no volteamos mucho más atrás de Fernando Valenzuela.

También es responsabilidad de las dos ligas mexicanas que no aportan mucho para mantener vigentes a quienes con sus desempeño le han dado forma al beisbol que ahora disfrutamos. Si le contara a usted lo difícil que es para la prensa hacernos de datos estadísticos de antes del 2004.

¿Quién se acuerda ya de tipos como Enrique Aguilar, Miguel Suárez, Gonzalo Villalobos, Elpidio Osuna, Manuel Cazarín, Alfredo Ríos, Benjamín Cerda, Pablo Machiria y muchos más como ellos que fueron las estrellas de antaño?

Además de sus 3 mil 4 hits, Sommers empujó mil 534 carreras en LMB (5to), anotó mil 455 (8vo), pegó 241 cuadrangulares (17) y bateó 488 dobletes (2do) en una carrera de 27 temporadas con los equipos de Yucatán, Puebla, Aguascalientes, Tampico, Toluca, México, Tabasco, León, Torreón, Jalisco, Monterrey (Industriales), Veracruz y Minatitlán. Como manejador su carrera también es larga e incluye a Toros de Tijuana en 2014.

Su historial ya fue exaltado al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano, que es el recinto en el que se encuentran las grandes estrellas.

Para hablar hoy del “Guapetón” hace falta mucha más tinta y papel. Con facilidad llenaríamos un gordo libro.

Quizá algún día.

Quiero aprovechar para agradecer a Jaime Medina, quien se pone en contacto desde Mexicali, Baja California y nos dice que:

“Tuve el gusto de compartir equipo con Jesús Sommers en Veteranos, ahí también se mostró muy humilde y como todo un gran caballero. Decía que él no iba a demostrar su calidad sino a romper la rutina y a convivir con el equipo. La verdad yo aprendí de él que la humildad es la mejor virtud del ser humano. Chucho dejó marcas impresionantes en muestra pelota que tampoco habrán de romper”.

Cuídese mucho.

Buen día, es martes; que hoy le vaya bien.

¡Goodbye, Horses!

En esta nota