Se impone la corte

A tan solo cinco días de las elecciones federales, estatales y locales, el ex gobernador de Baja California y aspirante a la reelección como Senador por el Partido del Trabajo, Jaime Bonilla Valdez, recibió un nuevo revés por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde firma como presidenta la ministra Norma Lucía Piña Hernández.

Ya son varias veces que el máximo tribunal del país, y uno de los pocos contrapesos que quedan, “batea” diversas reformas a las leyes impulsadas por Bonilla Valdez durante su gubernatura de 2019 a 2021, pero aprobadas por su mayoría morenista y satélites en el Congreso del Estado.

En esta ocasión, la SCJN decidió ayer invalidar el decreto 110, publicado en el Periódico Oficial del Estado el 19 de octubre de 2020, donde se aprobaron reformas a la Constitución de Baja California para desaparecer el Consejo de la Judicatura del Estado, órgano encargado de la vigilancia, administración, disciplina y carrera judicial del Poder Judicial del Estado.

Además, para que la designación de magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) fuera a través de la propuesta de una terna ante el Congreso del Estado enviada por el Gobernador en turno.

Actualmente, para llegar a magistrado del TSJE, es precisamente a través de un concurso de oposición realizado por el Consejo de la Judicatura, para que los aspirantes al cargo realicen una serie de exámenes para finalmente tener una lista, que es enviada al Congreso del Estado, donde por mayoría calificada se escoge al nuevo togado.

Pero con la reforma propuesta por el entonces gobernador y votada por su mayoría en el Congreso del Estado, el Ejecutivo del Estado prácticamente tendría metida la mano hasta el hombro en el Poder Judicial del Estado.

La SCJN, al revisar la Controversia Constitucional 187/2020, promovida por el Poder Judicial del Estado, donde demandó la invalidez de las reformas, el ministro Alberto Pérez Dayán detectó violaciones al proceso legislativo de carácter invalidante.

EL DÍA D El fenómeno de las “encuestitis” no ha pegado mucho en Rosarito, sin embargo en los últimos días se han subido a páginas de Internet algunos intentos de sondeos, donde se pregunta a la gente mostrando una cartulina y van marcando sus preferencias por alguno de los seis candidatos que participan en la contienda para la alcaldía.

Por supuesto estos “ejercicios” no revelan absolutamente nada, pues carecen del más elemental método y el muestreo no rebasa las 100 personas, así que todo sigue en penumbras salvo que los dos candidatos punteros son la morenista Rocío Adame y el priísta Fernando Serrano.

Quizá lo que más retrató la estrechez que se esperaría en los resultados del 2 de junio, fueron los cierres de campaña de los candidatos punteros el pasado domingo, a la misma hora pero en puntos diferentes y ambos lograron reunir a un buen número de seguidores, por supuesto cada cual presume un número mayor.

Y es que en este municipio se ha presentado un fenómeno que si bien no es nuevo, sí confunde las preferencias electorales, por la promoción del voto cruzado.

Pero sin duda el día “D” será la prueba de fuego, pues en un municipio tan pequeño como Rosarito, la votación máxima que podría esperarse es de 40 mil electores considerando que la elección presidencial aumenta el número de participantes.

Así que quien logre 15 mil votos podrá irse a dormir tranquilamente, pero no se sabe si será melón o sandía, quien logre la movilización que se necesita para que la gente acuda a las urnas sin mayor problema.