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Ciaar Nogales es un faro en medio de un mar de adicciones

El Centro de Integración para Adictos y Alcohólicos en Recuperación de Nogales brinda esperanza a quienes deciden rehabilitarse

NOGALES.- Atemorizante o intimidante puede parecer, para los predispuestos a las personas con problemas de adicción, ver abrir las puertas del Ciaar Nogales, en la colonia Esperanza, cada mañana a las 07:00 horas, para iniciar sus actividades.

Sin embargo, para quienes están viviendo en el interior luchando contra la desintoxicación y sus propios demonios internos significa algo muy distinto: Una nueva oportunidad de resarcirse ante la sociedad a base de fuerza de voluntad, para no claudicar, apoyados muchos por las visitas familiares dominicales.

Desgraciadamente sólo alrededor de un 60% de los que ingresan y cumplen su estadía en el Centro de Integración para Adictos y Alcohólicos en Recuperación (Ciaar) lo logran; el resto reincide, reveló Irma Yolanda Rocha González.

La directora y apoderada legal del Ciaar Nogales indicó que hay un padrón aproximado de 150 usuarios, quienes realizan diversas actividades dentro y algunos afuera de la institución como parte de su respectiva rehabilitación para poder reintegrarse al núcleo social externo.

Comentó que alrededor de la mitad de estas personas llegaron a andar en situación de calle porque perdieron el apoyo de sus familias y ya no confiaban en ellos. Consumían “crystal” y fentanilo (90%), además de heroína.

El resto llega con familiares a pedir información y quedan internados con la condición de que tienen que estar al pendiente de sus necesidades, incluso acompañarlos en terapias grupales para que la recuperación sea integral

“A la persona que llega por su propia voluntad y no tiene quien lo apoye, en caso de necesitar otro tipo de ayuda, tiene que cumplir ciertas condiciones. Tiene que estar al menos tres meses internado para asegurar su rehabilitación”, expresó.

El primer paso que debe cumplir una persona que quiere rehabilitarse es la aceptación del problema, porque los que llegan por lo regular viven un proceso de negación, creyendo o pensando que tiene control del mismo.

Últimamente han estado llegando adictos al fentanilo mezclado con otras sustancias, observó Rocha González al calcular que anualmente reciben a alrededor de mil 100 usuarios.

El Imparcial: imagen de artículo

ACTIVIDADES Y SERVICIOS

A los usuarios se les atiende médica, sicológica y siquiátricamente, así como consejerías en adicciones, indicó la directora de la institución con 22 años de servicio en la misma.

También se cuenta con un área de talleres, para que los usuarios se reintegren totalmente al proceso de recuperación y salgan con alguna habilidad, la cual van canalizando dentro del Ciaar haciendo pequeños trabajos en pro de la comunidad.

Entre otras actividades que realizan los usuarios (después de un proceso de desintoxicación e integrarlos al ‘pueblo’), apuntó, están la práctica de deportes, pláticas motivacionales y superación personal, acompañadas con cursos de arte, computación, enfermería básica, guitarra, etcétera.

Conforme su avance de rehabilitación y comportamiento se les van delegando responsabilidades más específicas para motivarlos, ya sea en cocina, lavando platos o ropa, mantenimiento y limpieza de la institución para irlos preparando.

Muchos que cumplen su ciclo de rehabilitación exitosamente, quedan agradecidos con la institución y ayudan como colaboradores activos del Ciaar, unos permanentes y otros temporalmente, inclusive como consejeros.

Todos aportan, destacó Rocha González, durante un recorrido por la institución donde se pudo percibir un ambiente de dinamismo en el que los usuarios interactúan con un conejo gordo y un perro canelo que adoptaron como mascotas oficiales.

ESCAPA DEL “INFIERNO” DE LAS DROGAS

Para Bernardo el haber entrado al mundo de las drogas, consumiendo alcohol, mariguana y “crystal”, fue como un escape a sus problemas, tras ser deportado de California.

Se sentía fracasado y vulnerable en todos los aspectos. Hasta después de 4 ó 5 años internado en el Ciaar, que duró a base de fuerte tratamiento siquiátrico, comenzó a reaccionar milagrosamente cuando “ya no lo hacían”.

Comentó que cada día es nuevo para él porque a pesar de no sentirse al 100% rehabilitado desde que comenzó su estancia en Ciaar (hace 15 años), colabora tratando de devolverle algo a la institución que le salvó la vida después de haber vivido un “infierno”.

Si yo duré casi cinco años sin saber nada de mí, por culpa de las drogas, creo que los jóvenes que apenas empiezan a consumirlas están a tiempo de acercarse a instituciones que los ayuden”, finalizó añadiendo que ojalá no pierdan a su familia como él porque consideran que se quedó ‘arriba’.

Respecto a este caso, la directora Irma Yolanda lo consideró como milagroso porque ha visto y vivido tantas historias de recuperación pero ésta en la que ya casi perdían las esperanzas de rescatarlo, ahora colabora con la institución.

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SUPERA JUAN VARIAS RECAÍDAS

Juan, quien tuvo varias recaídas, y actualmente es colaborador, manifestó que él comenzó su adicción consumiendo heroína y después “crystal”, por el menor costo, pensando que podía dominar el vicio y alejarse del mismo cuando él quisiera.

No fue así, y estuve yendo y viniendo al Ciaar por alrededor de 15 años y en todas se me ha vuelto a dar la oportunidad y por eso ahora estoy aquí como colaborador activo desde hace casi un año.

“Evito tentaciones y me siento útil, correspondiendo a la confianza de la institución para poder ayudar a salir a otros de los vicios. Es tremendo perder a la familia y que ya no quieran saber de uno porque perdieron la confianza.

“Yo sólo quería consumir y consumir drogas. Comencé desde los 14, 15 años, fumando mariguana. Después de mis ‘gallitos’ quise probar otras sustancias más fuertes.

“Creemos que la mariguana no es mucho problema y que no hace daño pero te va creando el hábito y cuando menos piensas ya quieres probar otra cosa”, expuso al aconsejar a los jóvenes que empiezan con adicciones a que se acerquen a este tipo de instituciones.

“Antes, acudir a este tipo de instituciones, y que casi no había, era como un tabú y hasta algo muy mal visto por la sociedad, pero hoy en día existen muchos centros de rehabilitación”, subrayó, “cuando uno busca la solución, la encuentra”.

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