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El Imparcial / Hermosillo / clonación de tarjetas

Tarjetahabientes pagan sin saber compras de otros

Ya no es a través de Facebook, hoy es por el servicio de mensajería de WhatsApp que los "hackers" o "clonadores" de tarjetas de crédito y débito obtienen ganancias por la venta de comida y artículos a menos de la mitad del precio normal.

Por lo menos tres grupos de esta aplicación de mensajería instantánea para teléfonos inteligentes ofrecen comida de todo tipo, y artículos de diversas marcas, solo es cuestión de recibir una invitación para ser agregado a estos grupos que cada día tienen más integrantes.

"Se meten a páginas en línea, y te mandan invitación, por ejemplo, se meten a páginas del Uber, y esos invitan a otros porque la comida es muy barata", expresó un ex integrante de uno de los grupos de WhatsApp.

Desde temprana hora los grupos de WhatsApp empiezan a operar y la actividad continúa hasta horas de la madrugada, y en conjunto pueden llegar hasta los 700 pedidos de potenciales compradores, por lo que el mercado es amplio.

Charola de mariscos para cuatro personas, boneless, alitas, hamburguesas (de cadenas comerciales), comida china, sushi, burros percherones, pollo, quesadillas monster, arroz oriental, ensaladas grandes, nieve por varios envases, pasteles, son parte del menú que se ofrece en estos grupos.

En los comercios cada platillo tiene un precio que va desde los 150 pesos hasta los 300 pesos y se vende a 50 pesos por dichos grupos, y los pasteles a 150 pesos.

"¿Qué hay de comida?, ¿qué están vendiendo?, ¿no hay papa ahorita?, ¿hay hamburguesas hoy?, ¿alguien tendrá por la Ley 57?, ocupo dos pasteles para el Norte, ¿cuánto y dónde, fría o caliente

(mariscada)?".

Son parte de los pedidos de los clientes que comienzan a buscar qué comer desde temprana hora: ¿Hay por la San Benito?, para la Unison ¿qué hay?, ¿tienen oriental? ¿Qué rollo, aún tienes burros? ¿Pizzas hay?.

Los comerciantes envían al grupo el menú y un mapa con la dirección donde se puede recoger el pedido. Ellos indican el lugar exacto y antes hay que hacer una llamada telefónica.

"Yo me salí porque dicen que son tarjetas clonadas, no pagan en efectivo en los restaurantes, es más, te ofrecen hasta comprar artículos como en el Amazon, tú pagas nada más el 40% del producto", dijo una de las fuentes.

José es comprador habitual de comida en estos puntos de venta. Trabaja en Hermosillo y renta un departamento donde vive solo.

La semana pasada un mensaje llegó a su teléfono inteligente: "Tengo en estos momentos disponibles 15 hamburguesas, 12 burros y 15 pizzas, estaré en un automóvil honda color rojo en el parque de Villa Satélite de la una a las tres de la tarde, ¿quién dijo yo?".

El hombre comentó que hace días compró un burro percherón en 50 pesos, caliente, recién hecho, comida que en un restaurante tiene un costo normal de 100 pesos, aproximadamente.

"Estos tipos compran comida con tarjetas clonadas y después las ponen a la venta en diferentes puntos de la ciudad y hasta a veces te la llevan a domicilios particulares", explicó.

A pesar de que muchos de los integrantes de los grupos de WhatsApp tienen conocimiento de que la comida se compra con tarjetas y dinero de otras personas, desde temprano comienzan las peticiones de alimentos y otros artículos.

El despojo por "clonación de tarjeta" no está tipificado como tal en la Ley, por lo tanto no se juzga al delincuente como tal, sino por los delitos de fraude y falsificación de documentos, y la sanción culmina prácticamente en la reparación del daño, expresó el abogado Lorenzo Ramos Félix.

En el Código Penal Federal hay una figura que se llama falsificación de dinero, explicó, pero debido a que el Artículo 14 Constitucional dice que todas las penas tienen que ser exactas a la conducta, el delito podría quedar absuelto, ya que una tarjeta de crédito o débito no es dinero.

"Una tarjeta no es dinero, pero sí de alguna manera es un representativo del dinero. En ese caso se castiga de cinco a doce años de prisión, pero sería muy riesgoso que el Ministerio Público imputara al responsable de falsificación de dinero, porque no es un delito cuyo tipo se adecue exactamente a la conducta", dijo.

Por eso cuando se trata de un documento tangible como es la tarjeta de crédito o debito, agregó, y que es usada para copiar sus claves electrónicas y así acceder al dinero depositado en esa tarjeta, se estaría hablando de falsificación de documentos.

"En el otro supuesto estaríamos hablando de un fraude cuando se hacen los retiros o se esquilma el dinero de alguna persona o particular a través del Internet, porque ahí no tiene físicamente un objeto que introduce a la computadora, como cuando vas con la tarjeta al cajero", aclaró.

Ramos Félix señaló que es necesario establecer en el Código Penal Federal las versiones de fraude y falsificación con instrumentos financieros o bancarios, con penas severas, además de que el delito se persiga de oficio y no se requiera una querella como en la actualidad.

"Es indispensable dar a conocer que hay una carencia legislativa muy grande que debe subsanarse, porque ya se sabe cómo operan, incluso son bandas de delincuencia que ya sabemos cómo los podemos atacar.

"Además de establecer protocolos de investigación y manejar a penalidad precisa a partir de la descripción de la conducta, porque de otra manera estamos prácticamente en el limbo", apuntó.

Al menos siete hermosillenses que presumiblemente conformaban parte de bandas de clonadores de tarjetas habrían sido procesados en Arizona entre 2012 y 2017.

De acuerdo con documentos judiciales federales de Estados Unidos revelados en septiembre de 2017, en el vecino país los delincuentes falsificaron tarjetas de crédito y gastaron más de 400 mil dólares en compras fraudulentas en Tucson y en Arizona.

Personas de edades entre los 33 y 38 años de edad, que dijeron ser de la capital del Estado, fueron sentenciados en Estados Unidos.

Los plásticos se utilizaron para comprar teléfonos iPhones, ropa de marca, electrónica, tarjetas de regalo y otros artículos, la mayoría entre 2013 y 2015, y con rangos de entre 500 y 3 mil 500 dólares cada vez, reveló la investigación.

La indagatoria también señala que el grupo utilizó información de tarjetas de crédito robadas enviadas por correo electrónico de Rusia, Ucrania y Tayikistán a Hermosillo, Sonora, y luego a Tucson.

En febrero de 2012 en Saint Charles, Missouri, fueron arrestadas cuatro personas, tres de ellas que aseguraron ser de Hermosillo, a quienes se les aseguraron 60 tarjetas de crédito robadas, tarjetas de regalo y mercancía valuada en 10 mil dólares.

Pero este problema no es nuevo, pues en el 2011 la misma Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, Delegación Sonora, dio a conocer un caso para la historia: Alrededor de 100 sonorenses habían sido víctimas de la clonación de su tarjeta de débito Banamex.

Cada ciudadano perdió entre 6 mil y 19 mil pesos de sus tarjetas y solamente se les recomendaba acudir a la sucursal central de la institución en Hermosillo para darle seguimiento.

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