El duque de Wellington, de mal estudiante a héroe nacional inglés

El duque de Wellington, de mal estudiante a héroe nacional inglés
Arthur Wellesley, duque de Wellington (1769-1852) es reconocido como héroe nacional inglés por haber derrotado a Napoleón Bonaparte en la Batalla de Waterloo, pero pocos saben que fue mal estudiante y su carrera militar empezó con tropiezos.
La nueva exposición en la Galería de Retratos 'Wellington: Triunfos, Política y Pasiones' explora la vida del soldado, primer ministro, estadista y diplomático, desde sus inicios en las fuerzas armadas hasta su muerte en 1852.
'La victoria del duque de Wellington sobre Napoleón en la Batalla de Waterloo es bien conocida. Esta exposición permite examinar aspectos menos familiares de su vida... simplemente como un hombre, y no sólo como un héroe', afirmó el curador de la muestra, Paul Cox.
La retrospectiva en la galería que se ubica en la Plaza de Trafalgar, es parte de la conmemoración del bicentenario de la Batalla de Waterloo (1815), en la que Wellington salió victorioso tras encabezar un ejército conformado por soldados británicos, holandeses y alemanes con la ayuda del ejército prusiano.
La derrota de Napoleón lanzó a Wellington a la fama internacional y su victoria quedó plasmada en numerosas obras de arte como los retratos al óleo de Thomas Lawrence (1769-1830).
Wellington nació en Dublín en 1769 e ingresó al ejército tras su 'decepcionante progreso escolar' en el prestigioso internado inglés de Eaton. Su primera campaña militar fue en la batalla de Boxtel, Holanda y si bien sus acciones fueron reconocidas, la estrategia castrense no fue exitosa.
La muestra exhibe un cuadro del pintor español Francisco Goya (1746-1828) quien retrató al duque de Wellington en Madrid en 1812, después de su victoria en la Batalla de Salamanca.
El curador de la muestra señaló que el cuadro fue retocado en varias ocasiones después de que Wellington fue condecorado con la Orden del Toisón de Oro, una de las órdenes de caballería más prestigiosas y antiguas de Europa, que por primera vez se concedía a una persona que no era católica.
Una faceta menos conocida de Wellington es su paso por la política y sus relaciones personales. Como primer ministro en su primer mandato (1828) Wellington otorgó a los católicos el derecho a participar en asuntos políticos, pese a la oposición de su propio partido conservador.
En cuanto a su vida personal y familiar el curador de la muestra explicó que Wellington 'no tuvo un matrimonio feliz' con Kitty Peckham y existen rumores de relaciones extramaritales, las más connotadas con dos examantes del propio Napoleón.
La última sala muestra que al final de su vida, Wellington fue un hombre de familia a pesar de haber sido un padre ausente. Uno de los cuadros lo retrata en una escena familiar en 'El duque de Wellington jugando con sus nietos' (1952) del pintor Robert Thorburn.
'En sus últimos años, Wellington disfrutaba la compañía de sus nietos y otros hijos de amigos y conocidos. Su hijo mayor se convirtió en el segundo duque de Wellington y estuvo a cargo del funeral de Estado', destacó Cox.
Wellington falleció en 1852 a los 83 años de edad y fue despedido como héroe nacional ante multitudes con un gran funeral de Estado concedido sólo a reyes y reinas.
La nueva exposición en la Galería de Retratos 'Wellington: Triunfos, Política y Pasiones' explora la vida del soldado, primer ministro, estadista y diplomático, desde sus inicios en las fuerzas armadas hasta su muerte en 1852.
'La victoria del duque de Wellington sobre Napoleón en la Batalla de Waterloo es bien conocida. Esta exposición permite examinar aspectos menos familiares de su vida... simplemente como un hombre, y no sólo como un héroe', afirmó el curador de la muestra, Paul Cox.
La retrospectiva en la galería que se ubica en la Plaza de Trafalgar, es parte de la conmemoración del bicentenario de la Batalla de Waterloo (1815), en la que Wellington salió victorioso tras encabezar un ejército conformado por soldados británicos, holandeses y alemanes con la ayuda del ejército prusiano.
La derrota de Napoleón lanzó a Wellington a la fama internacional y su victoria quedó plasmada en numerosas obras de arte como los retratos al óleo de Thomas Lawrence (1769-1830).
Wellington nació en Dublín en 1769 e ingresó al ejército tras su 'decepcionante progreso escolar' en el prestigioso internado inglés de Eaton. Su primera campaña militar fue en la batalla de Boxtel, Holanda y si bien sus acciones fueron reconocidas, la estrategia castrense no fue exitosa.
La muestra exhibe un cuadro del pintor español Francisco Goya (1746-1828) quien retrató al duque de Wellington en Madrid en 1812, después de su victoria en la Batalla de Salamanca.
El curador de la muestra señaló que el cuadro fue retocado en varias ocasiones después de que Wellington fue condecorado con la Orden del Toisón de Oro, una de las órdenes de caballería más prestigiosas y antiguas de Europa, que por primera vez se concedía a una persona que no era católica.
Una faceta menos conocida de Wellington es su paso por la política y sus relaciones personales. Como primer ministro en su primer mandato (1828) Wellington otorgó a los católicos el derecho a participar en asuntos políticos, pese a la oposición de su propio partido conservador.
En cuanto a su vida personal y familiar el curador de la muestra explicó que Wellington 'no tuvo un matrimonio feliz' con Kitty Peckham y existen rumores de relaciones extramaritales, las más connotadas con dos examantes del propio Napoleón.
La última sala muestra que al final de su vida, Wellington fue un hombre de familia a pesar de haber sido un padre ausente. Uno de los cuadros lo retrata en una escena familiar en 'El duque de Wellington jugando con sus nietos' (1952) del pintor Robert Thorburn.
'En sus últimos años, Wellington disfrutaba la compañía de sus nietos y otros hijos de amigos y conocidos. Su hijo mayor se convirtió en el segundo duque de Wellington y estuvo a cargo del funeral de Estado', destacó Cox.
Wellington falleció en 1852 a los 83 años de edad y fue despedido como héroe nacional ante multitudes con un gran funeral de Estado concedido sólo a reyes y reinas.
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