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Por las ramas

En mi mente quedaron fijas las declaraciones que hizo Alfonso Durazo, como secretario de Seguridad Pública, en Guaymas el 12 de agosto de 2019. En esa ocasión expresó: Los grupos criminales que operan en el Estado están plenamente identificados, estamos trabajando en el proceso de judicialización, porque no basta con atacarlos, como sucedió históricamente, en su capacidad operativa, tenemos que combatirlos fundamentalmente en la vertiente financiera, que es lo que les da capacidad de operar y corromper, entonces hay inteligencia en el combate financiero e inteligencia en la investigación para judicializar, para llevarlos ante la justicia; están plenamente identificados, grupos, subgrupos, afines, diversos y contrarios.

Efectivamente, el punto es que el origen y causa de la criminalidad son la corrupción, extorsiones y pactos secretos que los grupos criminales llevan a cabo sobre las autoridades que se atraviesan en su camino. Estas autoridades pueden ser policías, sus jefes, alcaldes, jueces o cualquiera. Deshacer estas mafias requiere de inteligencia en investigación y socabar las finanzas de los grupos criminales.

Sigo pensando que ese es el camino a seguir, la identificación de los grupos criminales (fuera y dentro del Gobierno), la apertura de procesos judiciales contra ellos y su desmovilización y combate a través de las finanzas y la inteligencia en la investigación para llevarlos ante la justicia.

¿QUÉ HA PASADO?

A dos años de distancia, la tasa de homicidios dolosos y las balaceras no han hecho más que aumentar. De haber 936 homicidios dolosos en 2018, se brincó a 1384 en 2019 y a 1583 en 2020 (según el anexo estadístico de la Presidencia de la República). Se adjujo entonces que las autoridades estatales anteriores no cooperaron lo suficiente y más bien se desentendieron del asunto.

Ahora Durazo está en la gubernatura y ha conformado un excelente equipo de trabajo. María Dolores del Río es una mangnífica funcionaria pública y estamos frente a una oportunidad única para avanzar en el combate al crimen organizado. Es la hora de echar a andar la inteligencia en la investigación. Desde hace dos años se nos dijo que estaban plenamente identificados.

La tasa de homicidios de 2020 fue de 51.5 por cada 100 mil habitantes. Esta es la línea base a partir de la cual le toca trabajar y reducir a este Gobierno. La secretaria de Seguridad ya dijo que la seguridad mejorará para diciembre de 2022. Estaremos atentos.

¿AL TORO POR LOS CUERNOS?

Sin embargo, las medidas que están tomando dan la impresión de que se andan por las ramas. Las mesas de seguridad no son garantía de nada, son una coordinación obligada.

La limpia y saneamiento de las corporaciones es algo que siempre se ha manejado. ¿Se está saneando a los jefes? ¿Cómo evitan que no los extorsionen y corrompan los criminales? Ahí es donde entra la inteligencia en investigación. Se habla de aumentar el presupuesto y el número de elementos a todos los niveles. ¿Se ayudará con esto a romper los vínculos y extorsiones de los grupos criminales con altos políticos y autoridades? ¿Sirve esto para desfinanciar y judicializar a los criminales?

Ahora, con el acuerdo con la sociedad civil por la paz dan la impresión de que se cae en muchos lugares comunes y se repiten recursos que no han funcionado: Botones rojos, cámaras de videovigilancia, mayor coordinación, entre otros. El acuerdo con grupos empresariales y asociaciones civiles luce a contracorriente con el tratamiento que estas agrupaciones clasemedieras están recibiendo a nivel nacional. Sin embargo, no está de más y esperamos que dé resultados.

Está claro que las verdaderas acciones de inteligencia y combate al crimen organizado para deshacer mafias y sus ocultos apoyos políticos no son actos que se pueden hacer públicos. Confiemos en que, aunque no lo publiquen, estén trabajando en esto. Mientras tanto nos entretenemos con los actos simbólicos.

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