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Médicos y enfermeras mexicanos pagan con su vida

Antier numerosos diarios y noticieros del mundo publicaban que México acumula ya mil 320 fallecimientos entre médicos, enfermeras y demás personal sanitario.

Como si fuera una advertencia de la factura que pagarían muchos médicos, enfermeras y enfermeros y demás personal de la salud en México, el 29 de mayo de 2020 la revista “Líder empresarial” publicaba así: “El personal sanitario mexicano, aquel que está en el primer frente en la lucha contra el Covid-19, está gravemente afectado por la pandemia; más que en otros países. Entre los lamentables decesos se encuentran 82 médicos, 24 enfermeros y enfermeras, dos laboratoristas, tres dentistas y 38 de personal de salud en general”.

Tres meses después -apenas antier- numerosos diarios y noticieros del mundo publicaban que México acumula ya mil 320 fallecimientos entre médicos, enfermeras y demás personal sanitario, lo que significa casi la quinta parte de las siete mil muertes confirmadas por la Covid 19 en trabajadores de salud a nivel mundial.

El segundo lugar lo ocupa Estados Unidos con mil setenta y siete muertes y le sigue Brasil con 634 elementos sanitarios fallecidos por el coronavirus.

La Secretaría de Salud federal indica que el personal sanitario contagiado en nuestro País roza ya los 100 mil casos, hecho que no es poca cosa si se tiene en cuenta que gran parte de los profesionales sanitarios mayores de 55 o 60 años se han mantenido en confinamiento doméstico.

La mitad del personal de la salud fallecido por Covid 19 en México son médicos, la quinta parte corresponde a enfermeras y enfermeros, un 2% a químicos, otro tanto a dentistas y una tercera parte del total a personal de otros oficios.

Las tres cuartas partes del personal de salud mexicano fallecido por Covid 19 son varones y poco más de la mitad de los cien mil contagiados son mujeres, mayormente enfermeras.

El director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional, Steve Cockburn, declaró recientemente que “a muchos meses desde que empezó la pandemia, el número de muertes entre el personal sanitario sigue siendo espantoso en países como México, Brasil y Estados Unidos”.

José Luis Alomía, director de epidemiología de la Secretaría de Salud a nivel nacional, comentó sobre el tema que no se deben comparar las cifras absolutas de defunciones, sino las tasas, y esto es cierto; de hacerlo así podríamos tener, por ejemplo, una menor tasa de mortalidad de médicos por Covid 19 que en otros países, pero por otro lado una tasa notablemente mayor frente a otras naciones, por ejemplo frente a Estados Unidos pues nosotros acumulamos muertos por esta enfermedad a 320 de cada 100 mil médicos activos mientras que los estadounidenses suman 107 médicos muertos por cada 100 mil, tasa menor que la tercera parte de la nuestra.

Es verdad que el riesgo del personal de salud es, por la naturaleza propia de su actividad, mayor que el riesgo de otros oficios en lo que a la probabilidad de contagio se refiere, pero la magnitud del riesgo no lo explica todo pues queda muy claro que un mayor riesgo merece mayor protección y, por las escenas y mensajes difundidos por los medios, incluyendo los testimonios de no pocos profesionales de la salud, no siempre la protección ha sido la más deseable y no pocas veces quizás ni siquiera razonablemente adecuada.

No creo que sea regionalismo exaltado decir que en Sonora las autoridades de la entidad y de buen número de establecimientos de salud públicos y privados han hecho hasta ahora, y con gran esfuerzo, realmente bien su tarea, sobre todo con la oportunidad e insistencia debidas y esto sin la menor duda habrá abonado también a la protección del personal sanitario. No es el momento de echar las campanas al vuelo ni de menguar la exigencia.

Correo electrónico: jesus.canale@gmail.com

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