Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Sonora

Los tiempos locales del Covid-19

Considerando que la duración de la pandemia se estima se prolongue a dos otros meses, el largo cautiverio al que nos han confinado será sin duda una dura prueba. 

Mediodía del sábado 14 de marzo: El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma y Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, anuncian en conferencia de prensa el cierre de actividades escolares en todo el sistema educativo nacional a partir del 20 de marzo y hasta el día 20 del siguiente mes. Se trata de la medida más severa tomada por el Gobierno federal. Lo hacen en medio de crecientes presiones provenientes de distintos sectores que exigían acciones más contundentes frente a la imparable pandemia. Parte de esas presiones provenían de irreductibles adversarios de la 4T que insinuaban irresponsabilidad de la autoridad federal. En ese ambiente, varias instituciones de educación privada se fueron por la libre: Suspender clases presenciales y compensarlas con actividades mediadas por plataformas tecnológicas.

Tarde-noche del sábado 14 de marzo: La ciudad de Hermosillo vive un apacible fin de semana. Carnes asadas por la tarde y fiestas familiares por la noche. No podían faltar quienes aprovecharon el “puente” largo para disfrutar las playas de Bahía de Kino o San Carlos; así pudo apreciarse en las fotos publicadas en los diarios locales que daban cuenta de cómo cientos de hermosillenses abarrotaron esos balnearios.

Aunque el Covid-19 era un pendiente importante, no mortificaba al grado de interrumpir la rutina de los lugareños de la ciudad. Desde luego que la preocupación se expresaba en pláticas, pero todavía como un tema más, junto a los últimos resultados del futbol o los infaltables tópicos políticos. Los apuros de China, Italia y España quitaban tranquilidad sólo a quienes tenían un familiar en esos países. Para el resto, la pandemia era un problema más de los muchos que sacuden al mundo entero.

Domingo 15 de marzo. Nada significativo se registró durante el día en torno al Covid-19, salvo que lo medios de comunicación, las redes sociales y no pocos comentaristas arreciaban las críticas al Gobierno federal: Lo tildaban de irresponsable por retrasar las medidas de prevención que en otras naciones ya se habían tomado, sobre todo en el Viejo Continente.

Tarde del lunes 16 de marzo. Trasciende que en Hermosillo se ha detectado a la primera persona afectada por el coronavirus. La especie empieza a difundirse en las redes sociales y ya por la tarde las autoridades de Salud del Estado lo confirman en una conferencia de prensa. A partir de ese momento la histeria se apodera de los hermosillenses que veloces se apostaron en los supermercados y tiendas departamentales para realizar compras de emergencia. Por la noche, el nerviosismo ya se había generalizado y los hasta entonces tranquilos habitantes de la capital sonorense mostraban signos inequívocos de que los había invadido el pánico.

¿Qué sucedió para que en un abrir y cerrar de ojos la incertidumbre y el temor se impusieran a la serenidad que se recomienda en estas emergencias? La primera lectura o explicación tiene que ver con las medidas tomadas por las autoridades estatales que optaron por poner prácticamente bajo resguardo todas las actividades económicas y sociales de la entidad. A simple vista dichas medidas se establecieron sin mediar preparación previa, sin contemplar una pedagogía que permitiera adaptarnos paulatinamente a la grave situación que supuestamente se experimentaba. Me explico: las disposiciones anunciadas, entre ellas la suspensión inmediata de la actividad escolar, corresponden a la fase dos del protocolo estipulado; esa fase principia cuando el número de infectados crece significativamente y la propagación comunitaria ha sido detectada. Pero un caso aislado corresponde a una situación típica de la fase uno. Lo recomendable en este escenario es adoptar acciones de contención en los términos establecidos en el protocolo arriba referido.

Considerando que la duración de la pandemia se estima se prolongue a dos otros meses, el largo cautiverio al que nos han confinado será sin duda una dura prueba.

Al respecto vale decir: La politización de la epidemia no es buena consejera porque nos puede orillar a tomar decisiones precipitadas y desafortunadamente inadecuadas.

En esta nota