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Hermosillo ciudad inteligente

Los funcionarios del Ayuntamiento sostienen que los autos ocupan hasta el 60% del espacio público de la ciudad haciendo literalmente inhabitable el casco urbano

El sitio web del Foro Económico Mundial publicó una nota cuyo título llamaba poderosamente la atención: “La radical apuesta de Barcelona por convertirse en una ciudad inteligente con menos autos”. Al leerla comprendí en qué consiste el ambicioso proyecto catalán: Se trata sencillamente de una suerte de bloques urbanos integrados por un grupo de nueve manzanas en cuyo interior solamente estará permitido el tránsito de los vehículos indispensables. De acuerdo a la información del escrito a la fecha se contaba con sólo seis supermanzanas, así las llaman, pero las autoridades tienen en mente crear cientos de esos espacios.

Los funcionarios del Ayuntamiento sostienen que los autos ocupan hasta el 60% del espacio público de la ciudad haciendo literalmente inhabitable el casco urbano; consideran que al redistribuirse ese espacio se abren oportunidades para grupos que hasta ese momento no tenían acceso a dichas áreas.

Traigo a colación esta historia a propósito de lo que pasa en nuestra querida capital sonorense. Todos los nativos de Hermosillo hemos sido testigos de la expansión de la mancha urbana y del acelerado poblamiento de zonas hasta hace unos cuantos años remotas para los avecindados alrededor de la San Benito y del centro de la ciudad. Observamos con el imparable crecimiento demográfico también se expandió el número de automóviles circulando por las desvencijadas calles y bulevares capitalinos.

De acuerdo a la asociación civil “Hermosillo ¿cómo vamos?” en la capital del Estado circula un vehículo por cada dos habitantes. Si el antiguo Pitic tiene ahora un millón de habitantes y si confiamos en la relación autos/habitantes antes referida entonces transitan en la capital del Estado alrededor de 500 mil automóviles. Pronto sobremos los datos duros ya que Inegi levantará, entre marzo y abril del año en curso, el Censo de Población y Vivienda correspondiente a 2020.

Independientemente de esa numeralia lo cierto es que al mismo tiempo que se registraba el boom demográfico en Hermosillo adquirió carta de residencia un proceso de motorización que ha generado severos problemas de movilidad urbana y significativas afectaciones en la calidad de vida de los habitantes de la ciudad.

Un botón de muestra es la frecuencia con la que se registran accidentes viales: En el trayecto del hogar a la oficina y viceversa, es posible que ocurran al menos un par choques entre automovilistas. Las causas pueden ser variadas destacando la cantidad de carros circulando; igual puede ser la escasa cultura vial, la mala señalización o bien una conducción temeraria e irresponsable.

El exceso de autos también lo padecen los barrios tradicionales y los modernos fraccionamientos residenciales. En la actualidad es casi imposible estacionarse enfrente del hogar dado que el espacio disponible a menudo ha sido ocupado, o literalmente invadido, por un automovilista ajeno a la colonia, quizás por el vecino o por un visitante inesperado. Hay que decir que las viviendas fueron construidas con escaso margen para el aparcamiento, inconveniencia que se agrava cuando hay más de un coche por hogar cosa muy típica en la era de la motorización. Por ejemplo, una familia compuesta por padre y madre y dos o tres hijos mayores tendría tres autos aplicando la relación indicada por “Hermosillo, ¿cómo vamos?”.

Esos apuros se agravan en los alrededores del centro comercial e histórico puesto que en ese perímetro se establece muchos negocios lo cual dificulta aún más la disponibilidad de cajones para estacionarse. Esta es la realidad que vive el Hermosillo del 2020; es una realidad desconocida hasta hace unos cuantos años. No se necesita ser un genio para otear en el futuro y deducir que esa conflictiva se acentuará conforme aumente la población y el número de autos en circulación. Por eso vale la pena pensar en el ambicioso proyecto que promueven las autoridades de Barcelona; aunque para Hermosillo, en las condiciones actuales, ese proyecto parecerá a simple vista una utopía. Es probable que lo sea; sin embargo, por lo menos vale la pena pensar que ese puede ser el futuro hermosillense.

Alvaro Bracamonte Sierra. Doctor en Economía. Profesor-Investigador de El Colegio de Sonora.

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