Presentan el libro “Kino y Saeta en la Pimería Alta”

CABORCA.- Bajo los arcos del jardín del templo histórico de Pueblo Viejo y ante la presencia de invitados especiales y una comitiva italiana, proveniente de Predaia, Italia, la cual está apoyando la búsqueda de la beatificación del Padre Kino, Margarita Ramírez Celaya encabezó la presentación de su novela “Kino y Saeta en la Pimería Alta”.

Tanto el moderador, padre Claudio Alonso Murrieta Ortiz, como los presentadores Jaime Valle Jiménez e Irma Casas Raygoza, dieron a conocer detalles especiales de las circunstancias que giraron en torno a la realización de este libro.

Ellos convergieron, a grandes rasgos, que, en esta obra, Margarita Ramírez “se pule” al reflejar, con gran tiento, el sentimiento profundo como ser humano, del venerable misionero jesuita.

Ella absorbe, interpreta, resume su vida y obra a través de 20 años de estudio que le ha dedicado, desde diferentes ángulos, y en los que ha escrito seis libros del Padre Kino”, dijo Irma Casas Raygoza.

El evento tuvo varios momentos emotivos cuando la propia autora de “Kino y Saeta en la Pimería Alta” se mostró conmovida por la presencia de Alberto Chini (Kino), ya que no lo esperaba, manifestándole que tenía un enorme parecido físico con su pariente, el misionero jesuita.

Hubo otro instante expresivo cuando la alcaldesa de Predaia, Italia, Juliana Cova, quien recién firmó un acuerdo de hermanamiento con Magdalena de Kino, dirigió a los caborquenses emotivas palabras por el recibimiento que le brindaron a toda su comitiva y sobre todo por la gran devoción que muestran al Padre Kino.

En ese ínter de agradecimientos y entrega de reconocimientos mutuos, la autora de “Kino y Saeta en la Pimería Alta” le entregó a la Alcaldesa italiana, la colección completa de libros que ha escrito sobre el Padre Kino, para que sean parte del acervo cultural de dicha ciudad.

Al término del evento, los presentes, junto a la comitiva italiana realizaron un recorrido por los recovecos de la misión de la Purísima Concepción al igual que por la zona arqueológica de La Proveedora, tierra que el Padre Kino pisó, así como también al templo de San Diego, en Pitiquito, para admirar el arte sacro plasmado en sus muros.