Ícono de estilo, fortaleza y generosidad
Desde la perspectiva de su hija Luisa Alejandra, emerge el relato de la personalidad distintiva de Marcela Fernández cuya esencia elegante, alegre y llena de fuerza se tradujo en un estilo de moda inigualable.

En cuanto a su imagen personal, Luisa Alejandra Gándara destaca la importancia que su madre otorgaba a su estilo único: recuerda una anécdota donde asesores sugirieron cambios en su peinado y joyas durante una campaña política de su padre.
Marcela se mantuvo fiel a su estilo, y la gente la adoraba por su autenticidad y su lado exótico y extravagante. Según Luisa Alejandra, la gente aún le cuenta historias sobre cómo su madre marcó positivamente sus vidas.
“La querían mucho por su naturalidad”, afirmó: “tenía un lado muy exótico y extravagante, y como ayudaba tanto a la gente, a las personas les gustaba eso; no era algo que se pudiera criticar, la amaban”.
El estilismo icónico de Marcela no sólo era obra de Melba Reyes, quien durante 20 años fue su estilista de confianza, sino también reflejo de la elección personal de la modelo; según Luisa Alejandra, su madre elegía cuidadosamente cada atuendo y disfrutaba de la moda, incluso en situaciones informales.
“Su conjunto más clásico en un día normal era elegante, le encantaba, hasta los ‘pants’ que usaba cuando íbamos al rancho eran con brillos; en los lugares donde no es lo normal estar elegante, ella lo estaba, al igual que maquillada y peinada”, recalcó.
Fuente de inspiración
El impacto de Marcela en la imagen personal de las damas de la sociedad sonorense sigue resonando: Luisa Alejandra destaca la admiración que trasciende generaciones, destacando la fuerza de voluntad de Marcela para mantenerse siempre bien arreglada, incluso en días difíciles.
“Lo que yo veo que trascendió en todas las generaciones es la admiración por siempre estar bien arreglada”, compartió, “porque hasta en los días que no se sentía bien lo hacía para sentirse mejor, eso habla de una gran fuerza de voluntad”.
Su dedicación a la apariencia personal se convirtió en un ejemplo, y su influencia perdura en la sociedad sonorense como un símbolo de filantropía y generosidad.
Marcela Fernández no sólo fue un ícono de estilo, sino también una figura especial que dejó un legado imborrable de fortaleza y altruismo en la memoria de aquéllos que tuvieron el privilegio de conocerla.
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