Estrés hídrico y corresponsabilidad ciudadana
El estrés hídrico refleja la relación entre la demanda y la oferta de agua en una zona. Y de eso los sonorenses sabemos.
Hablar de estrés hídrico se ha convertido ya en uno de esos asuntos de interés glocal. Es de sobra conocido que gran parte del planeta sufre de escasez de agua y cada vez con mayor frecuencia nos enteramos de las dificultades de comunidades en el mundo peleando por el vital líquido.
Y es que, en efecto, la tierra está estresada. Recordemos que hace exactamente un año (27 de julio de 2023), Antonio Guterres, secretario general de la ONU, pronunció en Nueva York un discurso que llamó poderosamente la atención, ya que luego de hacer un llamado a la acción climática inmediata, se refirió a la situación actual como “la era de la ebullición global” (ya no sólo del “calentamiento global”). El funcionario agregó: “El aire es irrespirable. El calor es insoportable. Y el nivel de ganancia de los combustibles fósiles y la inacción climática es inaceptable”.
Más claro ni el agua (a propósito de…). A finales del mes pasado (26 de junio, para ser precisos), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó una serie de reflexiones sobre el particular. En un texto titulado “Quedándonos secos: Abordando el estrés hídrico en América Latina y el Caribe”, destacó que la demanda mundial de agua se ha duplicado desde 1960; esto, debido básicamente a tres factores: 1). el crecimiento de la población, 2). la expansión agrícola y, 3). las necesidades industriales. En América Latina y el Caribe, precisa la publicación, se espera que la demanda continúe creciendo, aumentando en un 43% para el 2050, casi el doble del crecimiento promedio global que se proyecta en un 20-25%.
En los últimos años, diversos países de la región se han visto afectados por intensas sequías. En el 2023, México registró su año más seco, con sequías que afectaron al 55% de su territorio. El estrés hídrico refleja la relación entre la demanda y la oferta de agua en una zona. Y de eso los sonorenses sabemos, y sabemos muy bien. Por eso comento al inicio de esta colaboración que el asunto de la falta de agua es un problema global, con impacto en lo local (glocal, pues).
ACCIONES EN SONORA
Ante lo crítico del panorama para nuestra entidad, en mesespasados el gobernador Alfonso Durazo presentó el Plan Hídrico Sonora 2023-2053. Dicho Plan, se informó en su momento, contaría con un presupuesto de 391 millones de pesos, con el propósito de reforzar acciones y obras y garantizar el abasto y suministro en la entidad los próximos 30 años.
El objetivo es que los próximos responsables de gobernar Sonora y a sus municipios tengan la manera de hacer frente a las crisis de falta de agua mediante la previsión oportuna de todo aquello que se requiera realizar para garantizar el abasto del vital líquido que demanda el desarrollo integral del Estado, en primer lugar, para consumo humano, para la agricultura y para la industria.
El Plan en mención considera obras de infraestructura hidráulica (incluye a los pueblos originarios y a municipios como Cananea): Acueducto Yaqui, plantas potabilizadoras, estaciones de bombeo, la construcción del Distrito de Riego 018 del pueblo Yaqui, así como el proyecto de presas las Río Sonora-Hermosillo, Valle Guaymas-Empalme y Nogales, y los proyectos de acueductos Yaqui, Río Sonora-Hermosillo y Mayo, por mencionar algunas obras importantes.
Deseamos que por el bien de quienes habitamos estas desérticas tierras, dichos proyectos -y otros que se presenten- puedan llegar a buen puerto. Se requieren recursos económicos y el concurso de esfuerzos de los gobiernos federal, estatal y municipales. Pero también, y esto considero importante subrayarlo, resulta fundamental la corresponsabilidad ciudadana para cuidar la poca agua que tenemos. Insisto, es una tarea de todas y todos.
Doris Arenas es maestra en Estrategias de Comunicación Política y Social; gerente de Noticias de Telemax.
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